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Los deberes han de ser complementarios y nunca abusivos, opinan los profesores

Los padres de alumnos advierten de que la carga excesiva de tareas escolares crea tensiones familiares y competiciones

Los deberes han de ser complementarios y nunca abusivos, opinan los profesores LNE

Es una polémica en auge: deberes escolares, ¿sí o no? Según un estudio del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo la respuesta es afirmativa, aunque sus autores ponen tres peros: la calidad tiene que primar sobre la cantidad, las tareas no deben exceder la hora de dedicación para que puedan ser compatibles con otras actividades y los padres tienen que motivar, no castigar. Los docentes apoyan la investigación realizada por los catedráticos José Carlos Núñez y Guillermo Vallejo y la profesora asociada Natalia Suárez al opinar que los ejercicios deben de ser complementarios y nunca abusivos y reiterativos. Dicho con otras palabras, tienen que ayudar a los niños a encontrar una aplicación práctica de lo estudiado en clase. Sólo así, insisten los profesionales, las tareas podrán ser positivas, por lo que hacen una "llamada a la moderación" y piden "coordinación". Los padres de alumnos advierten, por su parte, de que la carga excesiva de actividades genera con frecuencia tensiones en el seno de las familias e incluso competiciones entre los progenitores.

Uno de los puntos básicos sobre los que se sustenta el estudio de la Universidad de Oviedo es el que se refiere al tiempo de dedicación. Los investigadores dicen que no debe de exceder la hora y que tendría que aplicarse la fórmula de multiplicar el curso en el que está el niño por diez minutos. Con respecto a ello, los profesores asturianos afirman que una jornada excesiva de trabajo es negativa para el alumno. Lo ideal es que los deberes contribuyan a reforzar conocimientos y a relacionar el aprendizaje con la vida real. "Yo creo que los deberes son necesarios, porque el niño sin darse cuenta está memorizando los contenidos y además le aporta valores, como el esfuerzo y la disciplina, claves en el mercado laboral", razona Gumersindo Rodríguez, presidente de la Asociación Nacional del Profesorado Estatal (ANPE) en Asturias.

Pese a ello, Rodríguez reconoce que en muchos casos los deberes son desorbitados. "Cada docente piensa que su asignatura es la más importante y acaba mandando al alumno un montón de ejercicios", explica. Esta situación lleva a los niños a asistir a clases particulares, sin poder hacer otro tipo de actividades extraescolares, como las físicas. "El cerebro necesita descanso, por eso es recomendable que los chavales también practiquen algún tipo de deporte", agrega Rodríguez. El decano de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación, Juan Carlos San Pedro ahonda en esta reflexión. A su juicio las tareas escolares son buenas o malas dependiendo de su volumen y considera que los niños tienen que tener tiempo para el ocio. Eso sí, un ocio que no sea exclusivamente físico, sino que forme a los jóvenes en otras áreas, como la cultural o la medioambiental. "Trabajo en clase ya tienen bastante, así que si los deberes no van a ser complementarios y sí repetitivos, mejor no prolongar la actividad académica fuera del colegio", manifiesta San Pedro.

Los psicólogos José Carlos Núñez, Guillermo Vallejo y Natalia Suárez abordan en su estudio una de las razones por las que muchos padres se oponen a los deberes: la revisión. Es decir, los ejercicios no deben ser sólo prácticos para el alumno, sino también para el profesor. El problema que hay ahora es que "muchos docentes mandan actividades y luego no las miran", como denuncian los padres de alumnos. Justo lo contrario a lo que aconseja el estudio de Universidad de Oviedo, que indica que el objetivo de mandar ejercicios es que el profesor "sepa si el niño domina el contenido o no, y diferenciar entre aquellos que los han asumido bien y los que no". Sandra Ruiz, presidenta regional de la Confederación Católica de Padres (Concapa) echa de menos una labor más motivadora por parte de los profesionales de los centros de estudios.

"Muchas veces cogen el libro y mandan actividades de la uno a la veinte sin mirar ni si quiera de qué van. Eso genera rechazo y en consecuencia fracaso escolar", dice Ruiz. A su parecer, lo correcto sería que el profesor tuviese en cuenta las capacidades de cada niño y en función de eso mandase los deberes. "Si a un alumno se le dan bien las multiplicaciones, pues en vez de mandarle diez cuentas más, profundizar en otras materias que se les den peor", agrega. De este modo, Sandra Ruiz considera que la fórmula de aplicar como máximo una hora para los deberes no puede ser general, sino personalizada. En este sentido, Concapa exige a los colegios "más coordinación". "Los equipos directivos tienen que controlar también estas cosas. En los cursos de Primaria es más fácil que en los de la ESO, pero hay que trabajar en ello", añade.

Sin embargo, no todos los padres de alumnos están a favor de los deberes. La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) Miguel Virgós se opone de forma rotunda. Así lo explica su presidenta, Elena González: "Con ello ahondan en las desigualdades. No es lo mismo una familia que tenga recursos económicos para llevar a sus hijos a una academia que otra que no los tenga. O una familia cuyos padres tienen estudios que otra que no los tengan. Y al final todo eso lo que generan son diferencias entre los niños". Elena González se queja de que los alumnos dedican en la actualidad hasta sesenta horas semanales en hacer los deberes escolares. "Eso es muchísimo", apunta. González opina al igual que Sandra Ruiz que hace falta motivación. "Nosotros creemos que todo el trabajo debe de hacerse en las aulas y que los profesores tienen que motivar al alumnado para que de forma individual y voluntaria trabajen en casa", remata.

Las asociaciones de padres están de acuerdo en otro aspecto: las tensiones familiares que se crean a causa de las tareas escolares. "A menudo se generan conflictos, porque los padres obligan a los niños a hacer los deberes. Y esa no es una labor nuestra, sino de los maestros", razona Elena González. El mensaje de Sandra Ruiz es parecido. La responsable de Concapa en Asturias considera que "es difícil estar encima de los niños después de estar trabajando todo el día". "No nos podemos convertir ni en profesores ni en ogros. Somos padres", declara Ruiz, que asegura que por culpa de los ejercicios las relaciones familiares "se resienten".

En los últimos años, advierten los expertos, se viene produciendo un fenómeno bastante preocupante, que son las competiciones entre padres. "Todos quieren que su hijo sea el mejor y acaban haciéndole las actividades. Y eso es un error", destaca Juan Carlos San Pedro, que cree que el papel de los padres es el de colaborar.

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