"Nunca cobramos dinero en negro ni facturamos menos comensales de los que había en un banquete". Con estas palabras se declaró ayer inocente un hostelero de Pruvia (Llanera), acusado de defraudar más de 330.000 euros a la Hacienda Pública. El empresario, responsable de un negocio de catering, negó ante el Juzgado de lo penal número dos de Oviedo haber realizado una contabilidad B entre los años 2007 y 2008. "Las carpetas que se llevaron en la inspección estaban encima de la mesa de un comercial; no teníamos nada que ocultar", señaló. Pese a ello, la Fiscalía considera que el hombre no declaró cantidades que fueron cobradas a clientes que pagaron sumas superiores al importe facturado y solicita para él una pena de dos años y seis meses de prisión. El juicio comenzó ayer y está previsto que se celebre durante cinco sesiones más, debido al gran volumen de testigos: 170 parejas de novios. No obstante, hay 34 que podrían finalmente no declarar por las dificultades que tienen los juzgados para hacer videoconferencias. Una prueba más de su atraso tecnológico.

Los letrados defensores de R. M. B. G., el madrileño Álvaro Vidal y el ovetense Pedro Menéndez, consideran que se ha malinterpretado la documentación obtenida en un registro. El acusado explicó ayer que las facturas A y B que figuran en las carpetas no responden en absoluto a sobrecostes. "Eran presupuestos diferentes que hacíamos en función al número de invitados. La versión A se hacía sobre los comensales confirmados y la B, sobre el que habían aportado los novios en un primer momento -seis meses o un año antes-", detalló. El empresario agregó al respecto que en el sector es práctica habitual hacer este tipo de informes, puesto que "siempre hay una diferencia de asistentes entre los pactados en la reserva y los finales". Esa diferencia se sitúa en la mayoría de los casos entre un 20 y un 50 por ciento, según precisó.

Durante su declaración, el empresario insistió en que su formación es básica -estudios hasta el Bachillerato- y que no tiene "ningún" conocimiento económico. "Quise hacerlo fácil y contraté a una asesoría de prestigio de Oviedo. Le pagábamos al mes 3.500 euros", dijo. Según su versión de los hechos, sus asesores le llevaban "todo: la contabilidad y los modelos fiscales". Entonces, su función dentro de la empresa de catering era simplemente "coordinar" las tareas que desempeñaban sus trabajadores. Sin embarga, la Fiscalía considera que los ingresos contenidos en las declaraciones de la empresa por el Impuesto sobre Sociedades "no se ajustan a su actividad real, pues omiten deliberadamente la contabilización de cantidades cobradas a clientes que pagaron sumas superiores al importe facturado". Es más, en los documentos "constaban menos comensales que los que realmente asistían a las celebraciones", afirman. El Ministerio Fiscal mantiene que en el ejercicio 2007 el acusado dejó de ingresar una cuota de 146.322,13 euros y, en el de 2008, un total de 186.050,95 euros. Por eso, pide una pena para el acusado de dos años y seis meses de cárcel y el pago de la cantidad defraudada, 332.373,08 euros.

El juicio está previsto que continúe los días 7, 9, 14, 19 y 26 de octubre para tomar declaración a 170 parejas de novios. No obstante, el proceso se presenta complejo, pues hay varios fallecidos y más de treinta testigos que viven fuera de la región. Para ello, el juzgado tendría que hacer videoconferencias, que según aseguró la juez podrían generar problemas técnicos. Las dificultades afectan también al sistema de grabación de la sala, que no funciona y en su lugar tienen que hacerlo de forma manual. Los testigos que asistieron ayer a la cita, en concreto nueve, afirmaron haber pagado el importe que aparece en las facturas.