"No hay peor idea ni mayor pérdida de tiempo que tratar de poner barrotes a la libertad". Leopoldo López, el padre del opositor venezolano del mismo nombre, líder de Voluntad Popular y condenado a casi catorce años de prisión por el régimen de Nicolás Maduro, tras una estrafalaria sentencia, recibió ayer en Oviedo uno de los premios iberoamericanos Asicom que conceden la Universidad de Oviedo y la Asociación Iberoamericana de la Comunicación.

Con los asistentes en el paraninfo universitario puestos en pie y en medio de una cerrada ovación, los padres de Leopoldo López, que lleva ya un año y siete meses encarcelado, recibieron en nombre de su hijo un premio "por su lucha en favor de la libertad de expresión", según el jurado de los premios.

"Yo no tendría que estar aquí -dijo emocionado Leopoldo López padre- porque sé que es mi hijo la persona a la que ustedes querrían oír". En los sillones de los premiados escuchaba la madre del político encarcelado, Antonieta Mendoza.

Los premios reunieron política, universidad, arte, derechos humanos y asturianía. El Centro Asturiano de México, institución casi centenaria con más de 30.000 socios, fue uno de los galardonados. Su presidente Manuel Arias destacó el papel del Centro que preside como "nexo de unión de los asturianos con el resto del mundo".

Esa idea de trascendencia también fue defendida por el coordinador de la Comisión Nacional de la Verdad, de Brasil, Enrique Dallari. "Defendemos valores supremos de la civilización, porque frente a nosotros está mucho más que un problema de Brasil", al referirse a la lucha de la Comisión por conocer el destino de miles y miles de desaparecidos.

Gonzalo Suárez, cineasta, periodista, literato, volvió a su ciudad para reivindicar "la unión a través de la cultura" y para mostrar su "inquietud" por esta otra unidad europea "que calcula a cuánto el kilo" y donde la moneda vale mucho más que lo cultural y artístico.

Tender puentes entre personas y lenguas. Ese es el fin del Centro Internacional de Estudios Superiores para América Latina (Ciespal), cuyo director, el profesor de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla, Francisco Sierra, recogió el premio.

Contó Alan Knight, catedrático de Historia Latinoamericana en Oxford que sus estudios comenzaron con Fidel Castro y la guerra fría "cuando en el Reino Unido se dieron cuenta de que apenas había estudios sobre América Latina". Se convocaron becas para jóvenes licenciados y doctorados. Knight -confesó- apuntaba inicialmente a Argentina "pero cuando descubrí México supe que allí estaba mi tema". Del interés por Argentina no se fue Knight con las manos vacías: "me casé con una porteña".

El presidente del diario mexicano El Universal, una de las grandes cabeceras de periódicos en Latinoamérica, Juan Francisco Elay Ortiz, agradeció a los premiados "su contribución para crear un entorno más humano y más justo". El presidente de Asicom, Carlos Fernández Collado, rindió homenaje al rector Vicente Gotor, ya en su recta final de mandato, "que deja una huella imborrable en la Universidad de Oviedo". Collado defendió la acción al servicio del talento, recordando la máxima que dice que "las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas". Es frase de Santiago Ramón y Cajal.

La estrella de un brillante acto fue precisamente el ausente. Leopoldo López (1971) cumple condena injusta en una prisión militar a las afueras de Caracas. "La verdad y la justicia son difíciles de encontrar pero muy fáciles de perder. Y en Venezuela hace mucho tiempo que se han perdido", lamentó el padre del político.