Casi no hizo falta esta vez hacer mención expresa a la tensión que precede a la negociación del próximo presupuesto autonómico. Pero con ese decorado invisible al fondo, el socio de investidura del Gobierno regional y su principal interlocutor en la búsqueda de apoyos para las cuentas de 2016 exigió ayer al Ejecutivo un paso al frente. Gaspar Llamazares llamó a la carencia "liderazgo". En mitad de una pregunta al Presidente sobre la "escandalosamente baja" ejecución de las inversiones dependientes del Estado, el portavoz de IU coló en la Junta una seria advertencia respecto a las actitudes que observa y que no le agradan en la bancada de los que están llamados a ser sus compañeros de viaje por la legislatura.

"Queremos que el Gobierno lidere la cámara", proclamó Llamazares ante el pleno, después de mandar por delante su preocupación a la vista de un gobierno que vive de espaldas a la Junta. "Ya que no podemos tener un gobierno compartido", perseveró el líder de la coalición, "que tengamos un liderazgo compartido para demandar los principales retos que tiene Asturias", encajando aquí el presupuestario.

Su versión ideal de un Gobierno apto dista de lo que ve ahora y demandó al Ejecutivo "acuerdos amplios y no peleas artificiales", reincidiendo en la visión crítica que ya ofreció durante la semana del conflicto abierto a cuenta de las críticas del Principado al método de cálculo del cupo vasco.

"No buscamos ninguna guerra ni conflicto territorial, ni distraer de los problemas de Asturias", fue la defensa de Fernández, que precisó que su postura en este ámbito es la de siempre y devolvió la pelota diciéndose "el primer interesado en alcanzar esos grandes acuerdos, igual que si contase con un mayor respaldo parlamentario". En una línea de defensa que conecta directamente con su discurso de investidura, el Presidente acabó remarcando que "discrepo en el grado de exigencia con el Gobierno", que "en política está sobrevalorado el desacuerdo, pero también el aspaviento".