Secundino Roces Riera, presidente de la empresa Hierros y Carbones (Hicasa) y fallecido esta semana en Gijón, tenía una filosofía de vida muy clara. "Le gustaba estar siempre en segundo plano, pero cuando había que tirar del carro él era el primero". La frase que resume la experiencia vital del industrial es de otro empresario bregador, Luis Noguera, actual vicepresidente de la Cámara de Comercio de Avilés, estrecho colaborador de Roces durante toda su vida, y que ayer fue uno de los cientos de personas que se dieron cita en la iglesia de San Juan el Real de Oviedo para darle el último adiós.

La capacidad de trabajo de Roces fue una de las cualidades que más alabó el nutrido grupo de empresarios asturianos que acudió al templo religioso, donde también había familiares y bastantes trabajadores de Hicasa. Eso y que, como apuntó el industrial avilesino Daniel Alonso, "siempre destacó como un gran gestor". A su lado, a las puertas de la iglesia, Noguera se une a la conversación y apunta: "Era de esa clase de personas que te animan a trabajar".

También era un firme creyente en que la unión empresarial es clave para que los negocios funcionen. Esa convicción le llevó a presidir el Instituto de Pequeña y Mediana Empresa Industrial (IMPI), a impulsar, junto con Noguera, la asociación del polígono industrial de Asipo, a ser el tesorero de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y a fundar la Sociedad Asturiana de Garantía Recíproca (Asturgar).

Moisés Álvarez, fundador y dueño de la empresa industrial Tradehi, fue otro de los que trabajaron codo con codo con Roces. "Lo conocía desde hace cincuenta años", rememoraba ayer. Del empresario fallecido resaltó su "gran capacidad de trabajo". Unos adjetivos muy similares le dedicó el también empresario Manuel Cosmen. "Hoy en día en que la dignidad es una cualidad escasa, ése era uno de sus principales valores. Era un empresario muy serio, además de una persona extraordinaria", destacó. A su lado, César Figaredo, industrial del metal regional y expresidente de la patronal Femetal, resaltaba que "era una persona sencilla e irrepetible".

Durante el acto religioso, el párroco de San Juan el Real, Francisco Javier Suárez, puso de relieve que Secundino Roces fue un empresario que "vivió para los demás". "Ojalá todos tomemos ejemplo de él y desde ahora seamos más buenos y más útiles para los demás", señaló ante el abarrotado templo ovetense.