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ETELVINO VÁZQUEZ | Actor y director de "Teatro del Norte" de Lugones, que cumple 30 años

"Laboral y el Niemeyer se llevaron todos los fondos y han estado de espaldas al teatro"

"Es curioso que en Asturias tengamos una escuela de actores y después las ayudas al sector sean tan pequeñas"

Etelvino Vázquez, a la entrada de la Casa de Cultura de Lugones. L. BLANCO

Etelvino Vázquez es un actor y director de teatro que nació hace 65 años en Lugones, aunque por su mente no pasa la jubilación. Licenciado en Filología Francesa y Arte Dramático, pasó por los grupos "Caterva" y "Margen" hasta crear en su localidad la compañía "Teatro del Norte", que bajo su dirección este año conmemora su trigésimo aniversario.

-¿Goza de buena salud el teatro asturiano?

-Para nada. La ayuda regional para el sector es de 48.000 euros en los dos últimos años. Con ese dinero la capacidad competitiva es muy pequeña.

-¿Hay interés en Asturias por las artes escénicas?

-Creo que sí. No olvidemos que esta región tiene una escuela para formar actores. Es curioso que una región que cuenta con una escuela para actores luego tenga unas ayudas al sector que podríamos calificar de ínfimas.

-¿Les afecta el polémico IVA cultural?

-Es otro de los muchos problemas que tenemos. Si hubiera una política teatral estatal como Dios manda, se entendería, pero no es así. La cosa está mal tanto para el teatro de primera como para el de tercera división. Es algo que todos deberíamos tener en cuenta para unirnos y demandar mejoras.

-¿Cuándo empieza a decaer el apoyo al teatro?

-Borrell y Felipe González pensaron que poniendo ladrillos florecería. Ahora nos encontramos con ayuntamientos que son dueños de cuatro paredes vacías y exigen la mitad de beneficios para cederlas. Luego, Solchaga nos convirtió en pymes al ver que éramos una bolsa para sacarnos dinero y nos debilitó de tal manera que la más mínima corriente de aire puede tirar nuestra estructura.

-¿Cómo se podría revertir la situación?

-Tiene que ser a nivel nacional. Unificar la inversión entre autonomías y no hacerse la competencia unos a otros. Habría que copiar modelos de fuera y dedicar más fondos.

-¿Nunca se planteó emigrar?

-Nunca. Soy de una generación en la que Madrid quedaba muy lejos y el extranjero, más. Viví una etapa maravillosa aquí, como fueron los últimos diez años de Franco. En esa época el teatro cumplió una función contra el régimen y tenía sentido para el que lo hacía y para el que lo veía. Hoy es otra cosa.

-¿Nota que algo está cambiando en España?

-El cambio sólo se puede esperar de la cultura porque de los políticos poco podemos esperar. La historia demuestra que los grandes cambios han venido siempre de la mano de revoluciones culturales.

-¿Qué le queda por hacer?-

-Casi todo. Lo que deseo especialmente es lograr mejores condiciones. Vivimos a salto de mata en el teatro y así hay muchas cosas que no se puede hacer por falta de medios. Muchas producciones no podemos hacerlas por no tener reparto suficiente.

-¿Con qué se queda de estos treinta años?

-Con todo lo que hicimos en Lugones. No obstante, no me gusta mirar al pasado. La función de ayer ya acabó y toca pensar en la de mañana.

-¿Se sienten reconocidos lo suficiente?

-Los vecinos saben que estamos aquí. No queremos perder la relación con el pueblo y nos gustaría que el Ayuntamiento asumirá nuestras actividades como propias. Creo que con las infraestructuras que hay en el concejo puede hacerse mucho más.

-¿Se puede vivir del teatro?

-Más bien se malvive a base de actuaciones y organizaciones de cursos. En los últimos años se ha segado casi todo en el campo cultural y lo tenemos crudo.

-Pero sus clases atraen a mucha gente de fuera de Asturias.

-Sí apreciamos que suele valorarnos más la gente de fuera que la de Asturias. Aquí la gente está en la escuela y fuera de eso no hace cursos. El curso que impartimos días atrás en Lugones contó con más gente proveniente de otras provincias, como León, que de Asturias.

-¿Ha cambiado mucho la interpretación en estos treinta años?

-Nadie pensaba que acabaríamos así. Desde 2006 notamos un bajón y éste ha sido el peor año. La Laboral y el Niemeyer se llevaron todos los fondos y han estado de espaldas al teatro. Sin ir más lejos, el nuevo director del segundo, que proviene del mundo del teatro, todavía no se reunió con nadie de aquí.

-¿Prefiere dirigir o actuar?

-Lo más difícil es actuar y puede hasta resultar aburrido. El director puede decirte blanco y tú hacer negro. La gente no valora aquella cosa del vivo y en directo. Hasta el cirujano puede abandonar el quirófano y nosotros no.

-¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?

-Cumplir las funciones hasta el 30 de enero, que tenemos que justificar las ayudas del Ministerio. En febrero o marzo prepararemos otra función. Para acceder a financiación sólo se tienen en cuenta las funciones y a veces producimos demasiado para lo que vendemos.

-¿Qué metas persigue un hombre de teatro?

-Lo más complicado es responder a la pregunta de qué valor tiene tu teatro. Puedes hacerlo toda la vida y no tener valor alguno. Eso se mide en la relación de fidelidad con el público, y según envejeces cada vez le das más valor.

-¿Hay relevo a su labor?

-Siempre hay. Nadie es imprescindible, aunque en Asturias marchó mucha gente a Madrid. De todos los caminos del teatro tener una compañía es el más difícil. Me gustaría que aunque yo no esté "Teatro del Norte" siguiera más allá de mí.

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