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MANUEL ARIAS | Presidente del Centro Asturiano de México

"Más de la mitad de la población mexicana vive en un atraso total, sabe poco de su país"

"Salí de un pueblo que no tenía luz, ni teléfono, ni carretera; esta Asturias no se parece en nada a la de mi juventud"

Manuel Arias, en el edificio histórico de la Universidad. LUISMA MURIAS

-¿Por qué se marchó a México?

-Cosas de la vida. Mis proyectos apuntaban a Australia. Un día mi padre y yo nos encontramos con un pariente que nos comentó que estaba preparando su viaje a México y me fui con él. Fue en 1959. Nací en un pequeño pueblo del concejo de Teverga que se llama Vigidel; cinco habitantes quedan... El otro día pasé por allí y no tuve a quién saludar.

-La gente se va, los pueblos se quedan solos.

-Pero no hay que dramatizar. La gente se va porque aspira a vivir mejor. Es un derecho.

-¿Sin México, cómo se imagina lo que hubiera sido su vida?

-Me marché porque era un joven con inquietudes. En aquella Asturias las alternativas eran dos: campo y mina. Nunca entré en una. Cuando llevé a mis hijos a visitar mi pueblo natal se quedaron asombrados. Me preguntaban: pero, ¿de verdad que tú viviste aquí? Me fui de un pueblo sin luz, ni agua, ni teléfono ni carretera. Mi vida no fue sencilla, pero no dudaría en volver a vivir tal cual lo he hecho.

-El suyo de presidente del Centro Asturiano es un cargo con poder.

-Puede que lo tenga en el sentido de que desde la presidencia del Centro Asturiano es fácil llegar a determinados sitios y personas. Pero yo no hago política, de hecho somos totalmente apolíticos y ésa es una buena estrategia. En lo que a mí respecta soy persona reservada y no me gusta salir en la foto.

-Asturias y México. Tan cerca y a la vez tan lejos.

-Es verdad. Yo creo que en México se sabe mucho de España en determinadas esferas culturales, pero hay que entender que más de la mitad de la población mexicana vive en un atraso total. Saben poco de su país, así que como para saber cosas de España...

-Desde esta orilla México se nos antoja como un país casi ingobernable.

-No hay países ingobernables. Tenemos 120 millones de habitantes y bien organizados habría sitio para otros 120. Pero México es un país de contrastes, comenzando por su propia geografía. Y, créame, no es un país tan incivilizado como dicen algunos.

-Un país de brazos abiertos a los españoles.

-Siempre lo he entendido como la continuación de España. Yo llevo 56 años allí, me casé con una mexicana hija de españoles, tuve dos hijos y tres nietos, todos nacidos en México, un país grande, agradable, lleno de gente buena que lucha por la vida.

-¿Perfilamos al socio actual del Centro Asturiano?

-Muy difícil. El 80% de la masa social no es española ni hija de españoles. Hay socios de todas las nacionalidades. No queremos poner trabas por cuestiones de nacionalidad y lo único que exigimos es honestidad y respeto.

-¿Se pierde el espíritu asturiano?

-Es normal. Muchas veces hablas con socios y te dicen: "Mi bisabuelo era asturiano". ¿Ah, sí? ¿De dónde? Y te contestan: "Pues ni idea". Los hay que tenemos la suerte de venir a menudo y los hay que no tienen esa suerte. Me siento mexicano y nunca he dejado de ser español. Mal del que no tenga patria; yo, soy al contrario: tengo dos.

-¿Qué presupuesto maneja?

-Mejor no hablar de presupuesto. Es alto. Tenemos unos 900 trabajadores, un campo de golf que manejamos nosotros mismos en el Estado de Morelos. Y dos hoteles con 400 habitaciones en total. Hacemos mucho y tenemos la buena costumbre de no pedir prestado dinero a nadie. No trabajamos con créditos y cuando alguna vez lo hicimos las ayudas llegaron de los propios asturianos.

-O sea, que lo suyo es como una macroempresa...

-Algunos critican que la mentalidad de la junta directiva sea ésa, pero yo creo que no hay alternativa. La gestión de una entidad como el Centro Asturiano tiene que ser lo más parecida a la de una empresa. Paso casi todos los días por la entidad, pero las tareas están divididas entre 27 directivos y los responsables de las comisiones.

-Y desde México, ¿cómo se ve Asturias?

-Nada parecida a la Asturias de mis años jóvenes. La veo bien, un lugar para disfrutar de una seguridad envidiable.

-¿Es lo que falta en México?

-Vivimos desde hace años con inseguridades. La violencia con dinero de por medio es la peor, la más difícil de erradicar. La droga está en el fondo de todo porque no podemos olvidar que es lo que más dinero maneja a nivel mundial.

-¿La frontera con los Estados Unidos condena a México?

-Son más de tres mil kilómetros. México siempre fue un país con droga, pero era mercancía de paso hacia los Estados Unidos. La cosa cambió, todos quieren su parte porque el dinero le gusta a todo el mundo. Y al negocio de la droga le quedan muchos años de auge.

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