El día 21 de octubre de 2015 leyendo la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA me sorprende un titular "El Gobierno gallego elimina el impuesto de sucesiones al 99% de las herencias". Desde mi humilde conocimiento del tema, tengo que decir que me parece en el fondo un impuesto en sí injusto, debería eliminarlo al 100%, y explico por qué. Los bienes y derechos, por los cuales ya pagaste toda tu vida por ellos (al adquirirlos, por tenerlos, por transmitirlos), llegado el último viaje, tus herederos deben pasar por caja para hacerse con ellos, y si el fondo es injusto, la forma lo es aún más. Las diferentes comunidades autónomas legislan a su libre albedrío respecto a este impuesto, produciendo una injusticia fiscal que es sangrante. En Asturias tenemos el dudoso honor de ser una de las comunidades con la presión fiscal más alta (en el IRPF en el tipo marginal hay una diferencia de hasta 5 puntos con Madrid). Los políticos se sorprenden de deslocalizaciones y cambios de domicilios: todo aquel que tiene medios para hacerlo lo hace; el que no, a pagar. ¿Es esto justicia fiscal? Y ojo, la culpa no es de quien pone los medios para abaratar su factura fiscal sino de los políticos (ningún partido ha legislado nada respecto a la armonización fiscal a nivel nacional). Hay partidos que defienden para lo mismo posturas diferentes, según la comunidad en la que gobiernan. Andalucía, gobernada por PSOE, anuncia rebajas en el impuesto de sucesiones, Asturias lo mantiene como está. Seguimos encabronados.

Haciendo un caso práctico, la percepción es mucho más clara: un matrimonio adquiere un piso en Figueras, occidente astur, como segunda residencia, suponiendo que lo tiene en su poder 20 años, hasta su fallecimiento, habiendo costado 120.000 euros. Cuantificando los diversos impuestos que lleva consigo (desde que se adquiere, transmisiones patrimoniales o IVA, anualmente su inclusión como rendimiento en IRPF, anualmente el cachito para las arcas municipales vía IBI, para acabar con el impuesto de donaciones para los herederos y la plusvalía municipal correspondiente) me salen 72.220 euros de impuestos (un 60,18% de su valor) si se tributa en Asturias; en el mismo caso en Ribadeo, apenas a 5 kilómetros de distancia, el coste es de 32.100 euros (un 26,75%). Merece la pena cruzar el Eo, aunque sea a nado. Un caso peculiar, que demuestra lo mal legislado que está este impuesto, es que si la herencia asciende a 150.000 euros en Asturias se paga 0; si asciende a 150.001 se paga en torno a 18.000 euros. Este error de salto nos prometieron que se solucionaría. Seguimos encabronados.

Si examinamos otra serie de impuestos (impuesto sobre el gasóleo, IRPF, Patrimonio), Asturias ocupa el dudoso honor de los primeros puestos de casi todos. Encabronados en Asturias y empadronados en Galicia.