La Universidad de Oviedo ha sido pionera en España en la presentación de un estudio con el que se trata de medir la felicidad en los centros de día y residencias geriátricas del país. "La atención centrada en la persona (ACP) en los servicios gerontológicos, modelos e instrumentos de evaluación" es el título de la tesis doctoral de la psicóloga y experta en gerontología Teresa Martínez Rodríguez, con la que ya presentó las primeras conclusiones y recomendaciones: Los centros de día obtienen mejores notas que las residencias, y éstas tienen mejores resultados cuanto menor es su tamaño. La clave está en la atención personalizada.

Los resultados más positivos los consiguen aquellos servicios en los que más se respetan los derechos, la independencia, los gustos y la capacidad de decidir de los mayores. Otro dato significativo es que los profesionales que trabajan con este modelo, pese a que supone una mayor complejidad, sufren menos estrés que los que se rigen por el tradicional de gestión y atención.

El estudio analiza la aplicación de la atención centrada en la persona (ACÁ) a partir del análisis de las características de los centros, de los profesionales y las estrategias organizativas y de intervención. En la muestra participaron 98 centros de día y residencias geriátricas de 14 comunidades autónomas, además de 1.681 profesionales de atención directa y 98 directores de estos establecimientos.

La primera conclusión es que cuanto más pequeño es el centro, mayor es la atención centrada en la persona, que así es más feliz.

Los centros de día ofrecen una atención más centrada en las personas que las residencias, pero hay que tener en cuenta que la misión y la complejidad de la organización es diferente. En el primer caso, los grupos son más reducidos y con horario, mientras que en el segundo la atención es permanente, las 24 horas. Además, precisamente por una cuestión de organización, cuanto mayor capacidad tiene el centro, menor es la atención personalizada.

Otra conclusión del estudio es que los centros de titularidad privada obtienen una puntuación mayor en atención centrada en la persona que los públicos. Si los profesionales dependen de la propia administración pública, la puntuación es inferior a si la gestión es concertada o privada.

También obtienen mejores resultados los centros ubicados en pequeñas poblaciones que en las ciudades. En este caso influye notablemente que las personas se conocen, incluso las familias, lo que permite un trato más directo, incluso conocer gustos, aficiones, la vida del residente y se establece un vínculo afectivo con el profesional que facilita la atención.

El estudio de Teresa Martínez también aborda la felicidad en los centros geriátricos desde el punto de vista de los profesionales. La valoración de los gerocultores que pertenecen a residencias públicas es inferior a la de los que trabajan en las privadas, en cuanto al grado de atención que el centro ofrece a la persona.

Un aspecto interesante es el que tiene que ver con el estrés laboral, que "mantiene una estrecha relación con el grado de atención centrada en la persona que se dispensa". Y esta tesis es válida para todos los servicios geriátricos. "A mayor grado de atención personalizada, menor agotamiento emocional, menor trato despersonalizado a las personas usuarias y mayor sentimiento de realización personal en el trabajo por parte de los profesionales", concluye el estudio.

Los profesionales con mayor formación y más polivalentes ofrecen una atención más centrada en la persona. Además, los centros en los que sus profesionales no rotan y atienden asiduamente al mismo grupo de residentes obtienen mejores calificaciones que los que optan por las rotaciones.

Y un último aspecto. La participación de los usuarios y sus familias para desarrollar el plan de atención es fundamental para alcanzar mejores notas.