Los teléfonos móviles y las redes sociales echaban humo ayer en Colombres con el intercambio de fotografías y vídeos de la celebración del premio "Pueblo ejemplar de Asturias" que la capital de Ribadedeva recibió el sábado. Lydia Martínez coordinó la jornada festiva y asegura haber vivido "un día impresionante, para no olvidar nunca".

Su balance es "de dieciocho sobre diez" y lo describe "perfecto, con todo el mundo contento, nadie tuvo quejas". La celebración salió tan bien que hasta el Rey Felipe VI reparó en que la lluvia que les había acompañado durante todo el camino se esfumó al llegar a Colombres. Hubo quien contó hasta 5.000 personas en la villa, aunque todos aseguraban ayer que es difícil de calcular, pues fue todo "muy ordenado" y sólo la perspectiva permitía apreciar realmente la masiva afluencia al evento. Las fotografías de la jornada se cuentan por miles, pero no fueron tantos los afortunados que pudieron retratarse con el Rey Felipe VI y con la Reina Letizia. "Pudo acercarse muy poca gente, porque había mucha seguridad", explicó Rosa Trápaga, vecina de Colombres, quien comprende estas medidas ante tantísimas personas queriendo acercarse a los Reyes. La fiesta se prolongó hasta que a las doce y media o una de la madrugada comenzó a llover.

Atrás quedaron muchas horas de intensa emoción y muchos días de un "trabajo enorme" en el pueblo, como describió Mari Luz Collera Díaz. "El día estuvo muy bien, fue todo muy ordenado", explicó esta vecina. Su madre, Covadonga Díaz Obeso, fue una de las emigrantes retornadas que los Reyes saludaron en su paseo. "Estuvo más expresiva la Reina, le preguntó su nombre y le dijo que la veía muy bien", relató Collera Díaz.

La impresión sobre los monarcas fue, en líneas generales, muy buena para los colombrinos. Con todo, siempre quedan detalles que la enriquecen y por ejemplo varias personas comentaban ayer que a doña Letizia se la veía "con prisa y un poco agobiada" porque su marido, "con mucha más pachorra", finalizase la retahíla de saludos por las calles de Colombres. Ella, por la inquietud o quizás por deformación profesional, "no paraba de girar la cabeza a todos lados, no perdía detalle y se divirtió mucho con las actividades más dinámicas", añadieron.