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Asturama

"Sin alcohol soy mucho más feliz"

Amador tiene 58 años, Celtia, 30; bebían de forma diferente, pero ambos sintieron un día que estaban abocados al desastre: hoy pertenecen a Alcohólicos Anónimos

Laureano López Rivas, presidente nacional de AA. RICARDO SOLÍS

Algunos fines de semana de Celtia acabaron en el juzgado de Infiesto. "La juez es una persona muy maja, me veía y me decía: pero ¿tú, otra vez?... En septiembre del año pasado mis padres me tuvieron que ir a recoger al cuartel de la Guardia Civil. Y me plantearon las cosas muy claras: ponte a ello, soluciona el problema; hasta aquí hemos llegado".

Celtia es de Nava, tiene 30 años y el 7 de octubre de 2014 entró en uno de los grupos de Oviedo de la asociación Alcohólicos Anónimos. "Tuve la suerte de tener conmigo a personas que me apoyan pero la decisión tiene que ser de uno mismo. ¿Sabe cómo me ha cambiado la vida? Pues en algo tan simple como que ahora vivo. Creo que me ahorré muchos años de sufrimiento porque yo acababa en la cárcel, seguro".

LA NUEVA ESPAÑA se hacía eco ayer de la estadística que situaba al alcohol como el causante -solo o con otras drogas- del 45% de las personas que se sometieron en Asturias en 2014 a tratamientos contra las drogodependencias. De los 1.437 pacientes que acudieron a la red pública o a las principales asociaciones privadas para superar sus problemas de adicción, 493 tenían al alcohol como causa, y otros 168 al cóctel explosivo formado por el alcohol y la cocaína.

Amador tiene 58 años, vivió en las cuencas, fue minero, está prejubilado. Forma parte muy activa de Alcohólicos Anónimos.

"Sabes dónde está la solución pero no quieres dejar de beber. Yo me iba a la mina a las siete de la mañana con dos copas de cognac en el cuerpo. Salía de casa y entraba en el bar. Cuántas veces me miré al espejo y me dije: ojalá reviente y deje atrás todo esto. Y cuántas veces salí de casa, me metí en el coche con la intención de no parar en ningún bar y, en el último momento, di un volantazo a la búsqueda de alcohol".

Amador entró en Alcohólicos Anónimos con 26 años. "Mi historia no es muy habitual. Me pasé ocho años sin beber. Un día, en el interior de la mina, nos quedamos sin agua y un compañero me ofreció vino. Eché dos tragos. Oye, qué bien, no me pasó nada... Y a la semana, una cerveza. Y así hasta que volvió a caer, y otros doce años bebiendo".

Celtia y Amador son dos casos radicalmente distintos, aunque la causa de sus pasados problemas es común. Les separan 28 años. Amador era bebedor de todos los días; Celtia -otra generación- era bebedora compulsiva de fin de semana. El problema, al fin y al cabo, era el mismo.

"Empecé a beber a los quince años -dice ella-. Me recuerdo de adolescente pasándomelo muy bien con los amigos, pero mi forma de beber no era muy normal, nunca encontraba la forma de ir para casa".

Alcohólicos Anónimos tiene 39 grupos en Asturias distribuidos en 15 concejos de la región. Y un teléfono de atención de 24 horas (el 649235531), y de un correo electrónico al que acudir: aa@alcoholicos-anonimos.org

"Los integrantes de la asociación nos turnamos en la atención telefónica. Hace un tiempo me llamó un joven a las dos de la mañana pidiendo ayuda. Se escuchaban las voces de sus amigos detrás de él, riéndose. Y él había bebido, se notaba. Le dije: 'Mira, mañana te llamo yo'. Y así lo hice. Me cogió el teléfono y entró en la comunidad. Le animé porque lo más difícil ya lo había hecho: llamar", explica Amador.

A Celtia la ingesta de alcohol le generaba "la sensación de no tener nada que perder. Recuerdo cenas y después coger el coche y no ser ni siquiera consciente de haberlo hecho. De llegar a casa de milagro, a veces dejándome las defensas del vehículo por el camino. Un peligro". Sus últimas borracheras acabaron "sola y de madrugada, cuando ya todos los amigos se habían marchado a casa. Mi madre siempre me preguntaba si iba a venir a cenar, y yo siempre le decía que sí, que me comprometía. No sabe cuántas cenas hizo mi madre en vano".

La familia, convertida en algo parecido a héroes silenciosos. "Mi mujer -dice Amador- aguantó el primer tirón. Fue testigo de cómo me degradaba... Yo estoy seguro que me hubiera acabado volviendo loco. Recuerdo la primera vez que asistí a una reunión de Alcohólicos Anónimos. Ella me estaba esperando en la calle y yo salí animado y le dije: 'Yo creo que encontré mi sitio'".

Celtia lleva solamente un año y un mes sin probar una gota de alcohol. Amador, diez años. Esta entrevista se realizó en una cafetería ovetense. Hay quien evita establecimientos de hostelería, pero no es su caso. Ambos tienen poderosas razones para no beber alcohol. "Yo puedo decir que soy inmensamente más feliz ahora", dice Celtia. "Si tienes un problema y bebes, acabas con un problema doble. Y si no tienes problemas y bebes, acabas encontrando uno". Celtia toma cerveza 0.0. "Yo, ni eso", asegura su compañero de asociación.

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