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En corto y por derecho

Paternidad responsable en el "sumario Pokémon"

Joaquín Fernández.

Leerse los tomos del sumario del "caso Pokémon" no sirve para mejorar el estado de ánimo, ni para edificar la moral de los jóvenes, ni para amar más a la humanidad. Uno profundiza en las conversaciones telefónicas (algunas se entienden mal, ya que se habla con eufemismos y a buen entendedor, como uno imagina que charlan por teléfono los Soprano) y da la sensación de estar en medio de un mundo donde los servicios públicos, los cotilleos políticos llenos de mezquindad, el amor descarnado al dinero y la mezcla impúdica de lo público y lo privado son el pan de cada día. Es así hasta que de pronto, el "abrelatas", el "conseguidor" de la trama, el entonces dirigente del PP Joaquín Fernández va a colgar el teléfono y le dice a la diputada nacional Carmen Rodríguez Maniega: "Voy a ver si baño los nenos".

La frase nos devuelve bruscamente al mundo real, a una casa a la que está llegando la hora de la cena, a unos "nenos" que hay que bañar, y a un padre que lo tiene integrado en su vida cotidiana. Después de muchos informes, de muchas transcripciones, de "putiferios" y "ayudinas electorales", "fantasmas" y "chorizos en nómina", lo que queda raro es que sigan existiendo nenos, y que además sean atendidos por el padre que está en medio de todos esos (supuestos) negocios. Quizá no todo esté perdido, y las campañas del Instituto de la Mujer para que los padres compartan la crianza y las tareas domésticas han llegado al corazón del planeta y han conseguido instalarse hasta en los entornos menos propicios. "Bueno, te dejo, que voy a poner la lavadora y tengo una montaña que planchar", podría decir, quizá, el mismísimo Vladimir Vladimirovich Putin de la que acaba de ordenar la intervención militar en Siria, siguiendo esta misma línea de masculinidad comprometida, de hombre "new age".

El agua de esa bañera, el "voy a bañar los nenos", debe de ser lo único limpio y cristalino que se desprende del maloliente sumario que hace un retrato de cómo era, entre bambalinas, la vida municipal, y cómo planean sobre los servicios públicos las águilas culebreras.

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