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Un plan de choque para una zona en peligro

El Suroccidente desborda el diagnóstico

El símbolo del despoblamiento asturiano precisa "una reconstrucción territorial global" con medidas e instrumentos de pago, según los expertos de la Universidad

Por la izquierda, Cristina Fernández Bustamante, Daniel Herrera Arenas, Felipe Fernández García y David Olay Varillas. MIKI LÓPEZ

El método es el mensaje. El suroccidente asturiano, de largo la extensión menos densamente poblada de la región, con una pirámide de población que desborda los promedios de envejecimiento de la autonomía más avejentada de España, necesita algo más que un diagnóstico. Por eso en la sala de operaciones del departamento de Geografía, aquí donde un grupo de trabajo de la Universidad de Oviedo elabora el Plan Especial del Suroccidente, la divisa principal dice que "teorizar es fácil" y que "la cuestión es llevar las cosas a la práctica", diseñar las políticas que se han de poner en práctica y fundamentalmente desarrollar "los instrumentos que lo permitan", entendiendo por ellos, sobre todo, los mecanismos financieros.

El método es el mensaje porque la estrategia, según detalla el responsable de la investigación, el catedrático Felipe Fernández, desborda el juicio clínico en dirección al tratamiento de choque sin obviar la certeza de que la medicación hay que pagarla. Su estudio a instancias del Principado no se ciñe a detectar contratiempos. Ellos estudian, y esperan tener concluido en diciembre, un diagrama de necesidades, un diagnóstico con tratamiento, presupuestos y herramientas de pago para el gran banco de pruebas de la Asturias demográficamente declinante.

La envergadura de su reto es la del gran emblema de la miseria demográfica asturiana, una comarca de más de 2.000 kilómetros cuadrados con tres de los cinco concejos más extensos de Asturias -Cangas del Narcea, Tineo y Allande, objeto del estudio junto a Degaña e Ibias-, con la densidad de población más baja de la región, un censo que ha rebajado sus habitantes en un veinte por ciento desde el inicio del siglo y el dramático liderazgo regional del envejecimiento. Los analistas están empezando, van superando la fase de construcción del análisis teórico, pero saben que buscan una "estrategia integral" desde la convicción de que no sirve la sectorial. Intentar dar con un solo par de cerezas del que tirar para arrastrar el racimo entero sería fallar. "Está todo enlazado", apunta Daniel Herrera, otro de los investigadores al cargo del proyecto junto a David Olay y Cristina Fernández. "La zona tiene potencial forestal, producción agrícola, denominaciones de origen, un paisaje mejor conservado que el de otras zonas de Asturias", pero en la búsqueda de alternativas de futuro todo eso se entrecruza. Nunca hay una sola respuesta. "Sería preocupante caer en el error de buscar un elemento del que tirar", le acompaña Felipe Fernández. "Una cosa es identificar las potencialidades y otra planificar su explotación, y aquí hay que tender a una planificación conjunta. En unos casos el factor esencial será el turismo, en otros el vino o la prestación de servicios, en otros la castaña o los cultivos de vega, pero no debemos plantear que la solución es el turismo o el sector forestal. Habrá que jerarquizarlos", enfatiza, y tener presente que "si hay reversión desde el punto de vista económico, también la habrá en el demográfico".

El asunto es complejo, porque se entrelazan las soluciones igual que el origen de los problemas. El más visible es el demográfico, la población de estos cinco concejos que envejece y se bate en lenta pero ininterrumpida retirada desde hace demasiado tiempo, pero hay que tirar del hilo hasta encontrar el principio de la cadena y comprobar que la pirámide poblacional del suroccidente de ahora no es causa, sino consecuencia, un efecto inducido "de un proceso de emigración por pérdida de puestos de trabajo y de valor del campo". Por eso "el problema socioeconómico y el demográfico van unidos", por eso éste no se resolverá si paralelamente no se arreglan aquél y "todos los derivados de la estructura económica". Si no se acomete, en definitiva, "una reconstrucción territorial global".

-¿Estaremos a tiempo?

"La situación es complicada, pero si partimos del derrotismo estaremos perdiendo el tiempo", apunta Herrera. Saben que en su lugar de trabajo "hay parroquias con una densidad inferior a un habitante por kilómetro cuadrado" y sí, también "núcleos que están perdidos para siempre", pero también que "está claro que no se puede volver a la situación de 1900, cuando todo estaba más habitado y produciendo", apostilla Fernández. "Hay que ver en qué medida se puede recuperar", primero estabilizar la caída, luego tratar de hacer que repunte, siempre saber que rescatar el suroccidente equivale a reconquistar el campo. O la montaña. Más bien "replantear el papel de la montaña en nuestra sociedad urbana. No tiene por qué ser un elemento ajeno a ese modelo social, sino integrado en él". Eso y un clásico pendiente, fundamental, básico en la mejora de las condiciones de vida de los pueblos de la zona, "rehabilitar las cabeceras comarcales, dándoles un rol importante que permita acercar la administración al territorio".

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