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GEMA GONZÁLEZ | Maestra, psicopedagoga y experta en coaching educativo

"Son los profesores los que pueden cambiar la educación, no las leyes"

"Un buen vínculo con los alumnos ayuda, y responden si se les ponen límites y a la vez sienten que se preocupan por ellos"

Gema González. LAURA CARADUJE

-¿En qué deberían mejorar los alumnos españoles?

-En capacidad de atención. Hay que trabajar el control de la hiperactividad cognitiva.

-¿Dónde está el margen de mejora entre los profesores?

-En implicarse más en su bienestar profesional y en mejorar sus competencias emocionales.

Gema González (El Entrego), profesora, psicopedagoga, orientadora educativa y experta en técnicas de coaching educativo.

-¿Y eso cómo se explica?

-El coaching es una forma de acompañamiento. Trato de ayudar a que profesores y alumnos se entiendan mejor a sí mismos. Aumentar la motivación y cambiar las perspectivas.

-El esfuerzo presupuestario en educación es enorme, pero los resultados a nivel estatal distan de ser excelentes.

-Hay que partir de una base, y es que no todo se resuelve con desarrollo económico y más tecnología. Los presupuestos no compran bienestar. Esto vale para la educación y para todos los ámbitos de la vida. Nunca hubo tanta ansiedad ni tanto estrés y depresión.

-Éste es un país de profesores quemados.

-Hay un elemento que tiene que ver en algunos casos con condiciones laborales, pero sobre todo porque nadie les ha formado en esas competencias emocionales de las que hablábamos. A mayor competencia emocional, más compromiso profesional y más valoración del trabajo propio. Son los profesores los que pueden cambiar la educación, no las leyes.

-¿Hay clases ingobernables?

-Quizá sí si pretendemos llevarlas sin contar con los alumnos. Se puede decir que el mejor control es una buena motivación y, por supuesto, hay clases mucho más difíciles que otras. Un buen vínculo con los alumnos ayuda.

-¿Y hasta dónde llegar con ese vínculo?

-El vínculo no es ser amigo del escolar que tienes enfrente, pero el profesor tiene que dejar campo para que los alumnos puedan también aplicar normas, porque suelen responder bien cuando se les da un espacio. Y sí, siempre hay alguien que no las va a cumplir porque hay edades en las que los adolescentes retan y prueban fuerzas. Los alumnos responden si les pones límites y a la vez notas que te preocupas por ellos.

-¿Y el que no cumple?

-Hay que aplicar inmediatamente las consecuencias de ese incumplimiento. Es un error dejar pasar el tiempo. Se dice que en las primeras clases se decide el resto del curso.

-Dicen los docentes: "dar clase hoy es complicadísimo".

-Los que ya tienen una edad han vivido un sistema educativo distinto, en el que tenían garantizada la atención y la obediencia de los alumnos. Ahora ya no se trata tanto de transmitir conocimientos como de hacerles pensar.

-Otra frase recurrente: "me esfuerzo, me esfuerzo y me esfuerzo y es como si todo cayera en saco roto".

-No es verdad. Siempre hay frutos a largo plazo, aquí no valen las expectativas cortoplacistas. Hay situaciones complicadas que no se pueden vivir en solitario. Lo que pasa es que muchos profesores consideran que pedir ayuda es mostrar vulnerabilidad. Y prefieren no hacerlo. En esas circunstancias es fácil frustrarse y pensar que no vale la pena hacer nada.

-Tercera frase: "literalmente no puedo con esta clase".

-A veces atribuimos las causas de nuestro malestar a una serie de acontecimientos externos, que sin duda influyen y mucho, pero en el malestar hay también una parte interna. Hay que huir de la resignación y plantearse siempre qué es lo que puedo hacer para cambiar ese grupo escolar. Eso que se dice de que si la gente no baila, cambia de música. Lo ideal es tener estrategias para que, venga lo que venga, siempre haya salida.

-Como teoría, perfecto. Pero el día a día es otra cosa.

-Ya. Pero aquí estamos hablando de determinadas estrategias que son entrenables, una formación que no es académica. Es importante tener confianza en uno mismo, mantener la calma, relativizar los problemas y, sobre todo, compartirlos. Saber negociar, saber motivar, saber persuadir.

-La mayoría de los profesores sale corriendo a la primera oportunidad de jubilación.

-No es que les guste más o menos la profesión, sino un problema de capacidad de adaptación a estos tiempos, que son inciertos. Pero hay que saber gestionar también la incertidumbre.

-La dejación de muchas familias es alarmante.

-El sistema educativo tiene que asumir funciones que antes pertenecían a la familia, y hay familias que no saben educar en autoestima ni en competencias sociales. Si la familia no fija límites, al sistema educativo le cuesta el triple.

-Hay padres y madres que ejercen poco menos que de enemigos de los profesores de sus hijos.

-Pero mejor no vivirlo en lo posible como un ataque, sino como un reto. Aquí vuelven a cobrar importancia las competencias emocionales que tradicionalmente siempre se han dejado a un lado.

-En Finlandia las notas de corte para entrar en la carrera de Magisterio son las más altas del país. ¿Se imagina eso en España?

-Me lo podría imaginar... Sería interesante saber qué porcentajes de familias españolas se sentirían decepcionadas si su hijo o su hija con un 10 de nota media en el Bachillerato les dice que va a matricularse en Magisterio. Lo planteo como reflexión.

-¿Cuál es el problema recurrente en los adolescentes que llegan a su consulta?

-Hay que enseñarles a estudiar. Muchos padres me dicen "si no estoy detrás de él no estudia". Me encuentro con alumnos muy poco autónomos, incapaces de organizarse ni planificarse. Y llenos de creencias confusas respecto al estudio.

-¿Por ejemplo?

-No voy a ser capaz, esto no me va a gustar, el profe me tiene manía... Creencias casi siempre falsas.

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