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El reto de la demografía en declive

Asturias, como un erial

Treinta años de crecimiento vegetativo negativo han generado un despoblamiento irrecuperable en amplias zonas de las alas del Principado - Desde 1991 son 32 los concejos asturianos que han perdido ya más del 25% de sus habitantes, y sólo nueve de ellos ganaron población

Asturias, como un erial

En 1985, y por primera vez desde la guerra civil, el número de fallecidos en Asturias fue superior al de nacimientos. Lo que entonces algunos entendieron como un hecho coyuntural, que tenía que ver con las crisis de reconversión, se convirtió en un hecho endémico que se mantiene en el tiempo. Treinta años de crecimiento natural negativo.

El dato fue recordado anteanoche por Ramiro Lomba, director de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), en la conferencia que dio en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) sobre la situación demográfica de Asturias. Al ritmo actual (6.000 nacimientos, 12.000 defunciones, en números redondos), la situación se puede volver insostenible.

Según la proyección de población con la que trabaja el SADEI Asturias bajará del millón de habitantes en el año 2025 y rozará los 970.000 en 2029. Hasta ahí llegan las previsiones. Ese año, si se cumplen, el Principado tendría casi 90.000 habitantes menos que en la actualidad.

No son diferencias catastróficas en lo absoluto, pero sí muy preocupantes en lo relativo. Porque es un descenso muy desequilibrado. La Historia nos marca el camino. Desde 1991 a 2013 un total de 32 concejos asturianos perdieron al menos el 25% de su población. En algunos casos como Pesoz, Salas, Allande, Belmonte, Aller, Bimenes, Degaña, Grandas, Ibias o Sariego, entre otros municipios, la pérdida supera el 30% del padrón que tenían hace un cuarto de siglo.

Apenas nueve concejos vieron aumentada su población en este tiempo. Además de los dos grandes, Gijón y Oviedo, se suman a este saldo demográfico positivo los de Cangas de Onís, Castrillón, Siero, Llanera, Noreña, Sobrescobio y Llanes. Como se ve, salvo el caso llanisco, que practicamente no experimenta diferencias; Cangas de Onís, por sus especiales características turísticas, y Sobrescobio, también con pocas variaciones, todos los demás son municipios a la sombra y el calor de los grandes núcleos poblacionales asturianos.

Se despueblan las alas y la periferia. Se quedan en casi nada aquellos concejos que ya de por sí tenían dimensiones demográficas muy escasas. El problema es central, como indica el expresidente del Principado, Juan Luis Rodríguez-Vigil "porque afecta a todo, a la organización de los servicios públicos, al mercado laboral".

"El dilema -dice el director del SADEI Ramiro Lomba- "es que ni siquiera tenemos ya el número de niños suficiente para sustituir en su día a los que se van a jubilar. Tendremos que buscar gente". La pirámide de población típica y tópica se ha convertido en un paralelogramo que en nada se parece a una estructura piramidal. Cuando se analizan las pirámides (vamos a seguir llamándolas así) de profesiones "nos damos cuenta de que no hay recambio" y de que muchas de ellas tienen una población ocupada que está en su mayoría por encima de los cincuenta años.

Lo que ocurre en Asturias ocurre en mayor o menor medida en buena parte de España, comprendida al noroeste de una diagonal que podemos trazar desde Huelva a Gerona, por supuesto con la excepción de Madrid, del área del País Vasco y alguna otra excepción en el mapa. Pero, como apunta Ramiro Lomba el problema también lo tienen en Europa.

Nuestro crecimiento vegetativo va a menos de forma continuada y hasta creciente. Nuestro saldo migratorio también es negativo. En 2013, año de referencia porque tiene datos definitivos, llegaron a empadronarse a Asturias 13.052 personas, pero se marcharon 14.600. No son exactamente 14.600 asturianos, esa diáspora que tiene mucho que ver con la búsqueda de mercados laborales más activos, porque de esa cifra más de tres mil son ciudadanos extranjeros que retornan a sus países de origen o prueban fortuna en otras comunidades.

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