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LUCIANO VANDELLI | Catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Bolonia

"La población se aleja de los partidos y la política, pero sube la participación"

"Soy partidario de un futuro con una Administración más amistosa y cercana, que no sea autoridad ni esté ausente"

Luciano Vandelli, durante su intervención ayer en la Facultad de Derecho. MIKI LÓPEZ

El catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Bolonia, Luciano Vandelli (Bolonia, 1946), habló ayer en la Facultad de Derecho sobre "Papeles y papeleo, burocracia y literatura", temáticas todas ellas que aborda en su último libro y que es una visión particular de la literatura europea a través de los escritores que han sido funcionarios.

-A partir de su libro, ¿qué relación existe entre burócratas y literatos?

-Al final lo que se ve son dos mundos contrapuestos. Uno, donde la Administración es opresora, autoritaria, llena la vida de todos los individuos como en el mundo de (George) Orwell. Pero hay otro mundo que se ve en otras novelas al fondo, sin decirlo explícitamente. Es el mundo, por ejemplo, de toda la serie de Alien donde no hay poder público, todo es privado y el mundo está gobernado por intereses económicos; donde gobiernan las sociedades empresariales. Por eso, la orden que dan a los astronautas en Alien es de salvaguardar al extraterrestre, no importa si va a matar al pasaje o puede plantear riesgos para toda la humanidad, lo importante es que llegue, porque es un negocio.

-¿En cuál de esos mundos se encuentra el equilibrio?

-Yo soy partidario de un tercero donde sea posible un futuro con una Administración más amistosa, más cercana al ciudadano y que no sea ni autoridad ni esté ausente.

-¿Cómo se puede alcanzar ese objetivo con la distribución actual de administraciones locales y estados?

-Todos los países estamos buscando soluciones nuevas porque los instrumentos que teníamos ya no permiten abordar los problemas nuevos, por ello habrá que buscar un nuevo equilibrio entre unas competencias que son distintas de las tradicionales y la capacidad de utilizar las innovaciones tecnológicas para dar respuestas nuevas a las exigencias de los ciudadanos, que no solo son importantes sino que, además, están subiendo.

-Los nuevos partidos políticos que hablan de dar un cambio social, ¿son el nuevo modelo a desarrollar?

-Por lo que veo está produciéndose un fenómeno importante de cambio. La gente está más lejana de los partidos y de la política pero, al mismo tiempo, sube el fenómeno participativo y las ganas de hacer algo para la colectividad, para el grupo, para el barrio y la perspectiva debe ser la de conectar esas ganas de la gente con las nuevas formas políticas de manera que puedan utilizarse de la mejor manera posible.

-¿El proceso separatista catalán puede abrir un nuevo escenario político en Europa?

-Yo creo que ahí lo que hay que hacer es buscar fórmulas nuevas de relación y de flexibilidad entre centro y periferia. Los pulsos que existen en algunas partes de Europa para romper los estados tradicionales no han tenido en cuenta de forma adecuada que estamos en un mundo en que el Estado tradicional está evolucionando. Ya no tiene la soberanía de hace unas décadas. Todas las relaciones están cambiando y todos tenemos necesidad de una gobernanza distinta entre lo que se decide en las capitales y lo que deciden los territorios, pero romper los estados no sería una respuesta satisfactoria.

-El otro desafío de Europa es la atención al ingente movimiento de flujos migratorios. ¿Cómo se está respondiendo a esta cuestión?

-Ahora mismo es el típico ejemplo de la inadecuación del estado tradicional. Los problemas son más grandes que él. Como ha pasado en épocas lejanas siempre ha habido una respuesta, pero el Estado del siglo decimonónico, el estado de fronteras, de barreras, ya no es suficiente para abordar los nuevos problemas. Espero que justamente basándose en el problema de subsidiareidad, Europa sea o llegue a ser, porque hoy no lo es, el sujeto que pueda dar respuesta a estos problemas que son de un tamaño imprevisto e imprevisible.

-¿Es posible llegar a estados más amigables con el ciudadano como usted propone con la organización actual de la Administración?

-La Administración ya no ocupa el primer lugar como autoridad sino que es más un servicio para satisfacer al mismo tiempo los intereses de la colectividad y de cada ciudadano. Su postura debe ser la del equilibrio entre ambos.

-Desde el punto de vista de los servicios públicos, ¿se tiende hacia la pivatización?

-En mi opinión es importante distinguir entre lo que ha sido el papel del Estado históricamente y lo que se puede hacer desde el sector privado. Lo que es importante es que se llegue a un mecanismo, en el cual, si se privatiza, que los intereses de cada ciudadano tengan una tutela y una protección adecuada.

-Un ejemplo, la sanidad: ¿es favorable a la privatización?

-Plantea problemas. En primer lugar porque sube la edad de la población y el número de mayores que viven hasta edades hace poco inimaginables y, por otro lado, el uso de la tecnología eleva los costes de la prestación de ese servicio. Todos piden el mejor tratamiento pero este tratamiento cuesta dinero con lo cual ahí existe una necesidad de recursos y de ahorrar en gastos al mismo tiempo tratando de buscar la mayor eficacia.

-¿Manda la perspectiva de servicio público?

-Yo vengo de una realidad donde el servicio público es muy fuerte y de calidad y mi experiencia es esa: que desde lo público se puede dar una respuesta adecuada y a niveles tecnológicos muy innovadores.

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