En Talento Corporativo, una empresa dedicada a las soluciones tecnológicas, al marketing online y la formación, entre otras actividades, buscaban desarrolladores de software que supieran trabajar con un lenguaje de programación concreto, "Ruby on rails". No encontraron a nadie en Asturias: "Tuvimos que formar nosotros a nuestro equipo de desarrolladores" y eso no es barato para una pyme. Nuria Suárez, gerente de cuentas de la compañía, cuenta cómo llegaron al borde del gran hueco, al espacio vacío, al "agujero negro" que separa lo que ofrece la Universidad de lo que pide el mercado laboral en el territorio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Es la paradoja de un mercado laboral carcomido por el paro y de un sector en el que los empresarios tienen trabajo que ofrecer y no encuentran a quién. "Hay un número de titulados muy inferior a la demanda de las empresas", apunta asombrado José García Fanjul, decano del Colegio de Ingenieros Informáticos de Asturias. De las facultades no salen trabajadores suficientes ni con las competencias requeridas y eso da forma a un fenómeno que se hace más insólito a medida que el decano caracteriza un área de actividad de "empleabilidad altísima en la que las empresas suelen contratar de forma indefinida", pero que curiosamente no encuentran lo que buscan.
Nuria Suárez se acuerda de cuando "podíamos ser doscientos" en un primer curso de su carrera y al observar a ojo ahora muchísimos menos dice: "No me preguntes por qué. ¿No saben que esto tiene salidas? ¿No se les está informando?". Si no se encuentran perfiles tecnológicos en una sociedad con "un 53 por ciento de paro juvenil", concluye, "algo estamos haciendo mal". García Fanjul encuadra el análisis del sector dentro de la quinta edición de la "Semana Impulso TIC Asturias", que ayer arrancó en Oviedo. Él se dice ingeniero informático de inclinación y vocación, pero hace un esfuerzo por entender a los que no sienten su pulsión. "Quizá nuestro reto es comunicar de manera mucho más eficaz", aventura, para reducir, además del alto índice de masculinidad de su disciplina, los reparos que sus profesiones pueden despertar en la consideración social del común de los estudiantes.
Es eso y la formación en competencia digital, pero en todas las escalas del sistema formativo. No pasa sólo en Asturias ni está todo el problema en la Universidad. En el Principado, eso sí, "resulta paradójico que siendo ésta un área tan importante, los profesionales sólo tengamos presencia en ocho centros formativos de secundaria", se quejó ayer Yolanda Iglesias, profesora de Secundaria, en una de las mesas redondas de la "Semana Impulso TIC".
Sucede que el sistema formativo y la empresa "no van al mismo ritmo", sigue Suárez, y que las ofertas de empleo se repiten y se repiten sin éxito en la bolsa de empleo del Colegio de Ingenieros Técnicos en Informática del Principado, alerta su presidenta, Aurora Barrero. Nuria Suárez se recuerda "pidiendo socorro" a la Administración para formar a los profesionales que necesita. Hipólito Vivar, que ayer intervino en las jornadas en representación de la principal asociación empresarial de las TIC, precisa lo que se requiere: "Hay una brecha entre la formación reglada y las demandas de la sociedad", que en este terreno pide sobre todo desarrolladores de software, científicos de datos, profesionales de la seguridad y el tratamiento de datos, community managers...
