El exministro socialista y expresidente del Parlamento europeo Josep Borrell (Puebla de Segur, Lérida, 1947) hablará esta tarde, a las 19.30 horas, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en Oviedo, en un acto organizado por Tribuna Ciudadana, sobre "Cataluña, España, Europa, ¿integración o desintegración?". Borrell es autor junto a Juan Llorach de "Las cuentas y los cuentos de la independencia".
-¿Cómo está viviendo el desafío independentista catalán?
-Lo veo con la preocupación que tiene todo el mundo porque no parecen muy decididos a dar marcha atrás. Para llegar a ser presidente, el señor Mas parece dispuesto a devaluar el cargo a través de eso que llama una presidencia coral que ni siquiera es legalmente posible, pero a alguien que poco le importa cargarse la Constitución poco le va a importar saltarse una ley autonómica.
-¿Cual la mayor mentira del proceso catalán?
-En nuestro libro ("Los cuentos y las cuentas de la independencia") se analiza lo que han estado contando desde el independentismo y dicen que todo iría mucho mejor y habría más dinero. El señor Junqueras dice que a la gente le habrían salido gratis las hipotecas o que no habría que haber hecho recortes y que las pensiones serían más altas, o la electricidad más barata; es decir, el cuento de "Alicia en el País de las Maravillas". La realidad es que con las cuentas bien hechas su independencia es un cuento.
-¿La diferencia de las balanzas fiscales es real?
-Depende de cómo lo interprete cada cual. Cuando publican las suyas solo son las de Cataluña, por lo tanto, no se puede comparar con ninguna otra. El Ministerio de Hacienda las calculó hace ya mucho tiempo y son datos muy antiguos. El supuesto 8% del PIB que España roba a Cataluña es el resultado de unas cuentas muy mal hechas que no responden a un criterio que se pueda homologar.
-¿Bajo el marco de una España federal quedaría resuelto el conflicto catalán?
-Para una gran mayoría, España es una nación compuesta por territorios propios con una personalidad muy diferenciada. Las fórmulas federales han resuelto este problema en el mundo; por qué no se va a hacer en España. Desde luego es la solución que pueden adoptar aunque muchos de los independentistas catalanes no la van a aceptar nunca porque el suyo es un problema emocional que no tiene remedio y no les van a convencer de nada. El problema que tenemos se debe resolver como se resuelven otros problemas de la política: con la negociación, el diálogo, y evitando llegar a situaciones dramáticas como en el 34. Como decía Marx, la historia se repite, lo que pasa que lo que fue tragedia se suele repetir como comedia, que es lo que ocurre ahora.
-¿Y el Gobierno?
-Después de haber estado inactivos la situación ha llegado a dónde nunca tenía que haber llegado y ahora no hay muchas más alternativas que plantear un recurso al Constitucional y esperar que éste lo suspenda. El Gobierno debería haberse tomado este tema mucho más en serio hace tiempo. Entre todos teníamos que haber desmentido las mentiras de los independentistas antes de que a fuerza de repetirse y de que nadie los rebatiera se hayan convertido en verdades desmontables para la mayor parte de los catalanes a quienes habría que haberles dado información antes.
-¿Qué opina de la aparición de nuevos actores políticos?
-La primera restauración borbónica en el siglo XIX estuvo protagonizada por dos grandes partidos políticos, luego vino la revolución industrial y ese bipartidismo se rompió porque la sociedad se transformó y aparecieron los socialistas como resultado del proceso de transformación que produjo ese cambio tecnológico. A finales del XIX los socialistas jugaron el papel que ahora tiene Podemos, una ruptura en el bipartidismo y la aparición de nuevas clases sociales. Probablemente en la segunda restauración borbónica que hemos vivido y con la revolución digital que estamos viviendo también han cambiado las estructuras sociales y asistimos a la aparición de nuevas formas de representación. Hay que tomarlo como algo natural.
