La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La ciencia da mucho juego

El videojuego del asturiano Miguel Luengo en el que los participantes diagnostican la malaria abre camino en la "investigación ciudadana"

La ciencia da mucho juego

La filosofía del proyecto invita a jugar con la ciencia, pero muy en serio. El videojuego no pide conocimientos médicos y sirve para que cualquiera, echando una partida desde cualquier parte, pueda ayudar a diagnosticar la malaria. Se mezclan el juego online y la medicina con un toque de conciencia y otro de cooperación internacional y sale un ejemplo entre otros muchos de la inmensa elasticidad de aplicaciones que la ciencia ha encontrado en los juegos para incitar a investigar jugando, recibir ayudas anónimas para proyectos científicos de envergadura y dar a luz a los más variados fenómenos de lo que se ha llamado "ciencia ciudadana". De la eficacia del combinado responde en este caso Miguel Luengo Oroz, investigador ovetense y "padre" de "MalariaSpot", un videojuego colaborativo que ha probado su eficacia para identificar a distancia parásitos de malaria en una muestra de sangre cuya imagen ha sido digitalizada y subida a la red.

Los jugadores, cuantos más sean, mejor para el resultado, se hacen patólogos improvisados. Aparentemente, sólo se entretienen; en realidad, identificando parásitos en lugar de matar marcianos, ayudan a la lucha contra una enfermedad que causa medio millón de muertes al año en países del África subsahariana que en muchos casos carecen de medios suficientes para combatirla. "Prefiero ayudar a dos millones de personas que puedan pagar un euro que a una sola capaz de pagar dos millones", resume Luengo, 34 años, investigador especializado en biomedicina e inteligencia artificial, ingeniero de Telecomunicaciones doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid y la Ecole des Hautes Études de París y responsable científico de Global Pulse, la iniciativa de Naciones Unidas para aprovechar el "Big Data".

"MalariaSpot", la iniciativa que esta semana le ha valido un puesto en la lista de los diez jóvenes innovadores españoles con más proyección a juicio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), agiliza el diagnóstico y abarata el proceso. En el Centro de Investigación de Salud de Manhiça (Mozambique), el proyecto pasó hace unos meses su prueba de realidad durante la "Operación mosquito púrpura". Se colgaron en la red imágenes de muestras de sangre de pacientes con síntomas de malaria tomadas el mismo día y se obtuvieron los resultados en apenas quince minutos de juego online. Resultados fiables. "Basta que jueguen veinte no expertos para igualar la conclusión que sacaría un especialista", apunta Luengo, que se congratula del éxito de aquella idea que tuvo en 2012 mientras leía "Reality is broken", "La realidad está rota", el "best seller" de Jane McGonigal sobre el poder inmenso de los videojuegos. De su propósito de no desaprovechar los 3.000 millones de horas que se juegan en el mundo a la semana salió esta oportunidad de diagnóstico colaborativo, pero en este tiempo y antes esta experiencia y otras similares habían dado ya mucho de sí.

"Con cero euros de inversión en publicidad", "MalariaSpot" tuvo en sus dos primeros meses más de 10.000 jugadores de más de cien países que analizaron 20.000 muestras de sangre. Por ahí asoma la evidencia de un cambio de paradigma en la ciencia, del viraje hacia una versión colaborativa en la que no participan sólo los especialistas y cualquiera puede ayudar en la recopilación de datos.

Un videojuego del MIT ya permite ayudar a mapear las conexiones entre las neuronas de la retina resolviendo pequeños puzzles visuales y auxiliando la ciencia reglada en una tarea que ésta encuentra enormemente trabajosa: se necesitan unas cincuenta horas para representar gráficamente la estructura de una sola neurona. Para asistir en la investigación contra el cáncer, en el Reino Unido también hay un videojuego en el que una nave espacial va recogiendo "elementos alfa" que son en realidad datos reales sobre la enfermedad que se envían a los laboratorios. Hay quien "usa" a los jugadores para analizar imágenes de fondo de retina útiles para la investigación de la diabetes mediante modelos de aplicación de la inteligencia artificial al juego y la ciencia que siguen y siguen hasta el espacio. Más bien hasta la Nasa, que utilizó la ayuda de voluntarios para identificar a través de una página web un planeta de cuatro estrellas y tiene una aplicación para invitar a localizar, detectar y clasificar lluvias de meteoritos y hacer llegar los resultados a la agencia espacial estadounidense.

Compartir el artículo

stats