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En campaña y de tiendas

La secretaria general del PP visita comercios de la gijonesa calle Corrida y responde a una viandante que la increpó

Por la izquierda, Pablo González, Carlos Suárez, Ángeles Fernández-Ahúja, Sofía Cosmen, Isabel Casielles, Susana López Ares, Mercedes Fernández, Cospedal, Mariano Marín y David Medina, con la estatua de Jovellanos de fondo. JUAN PLAZA

Cuando Cospedal se sentó a tomar un café en la plaza Mayor de Gijón, junto a representantes del PP asturiano, sonaba la sintonía de James Bond en un móvil. Signo, quizás, de las peripecias, casi imposibles, que tendrá que hacer el PP para obtener una mayoría amplia. Y en la misma terraza, apenas tres mesas más allá, estaba sentado el edil gijonés de Ciudadanos. Quién sabe si una premonición de un pacto. De lo que no cabe duda es de que la visita de la secretaria general del PP a Gijón no pasó desapercibida, por mucho que se hiciese el sueco Mario Suárez, líder de Podemos, cuando se cruzó con ella en la calle Corrida.

Llegó Cospedal a Gijón, tras visitar Ribadesella, custodiada por Mercedes Fernández, presidenta del PP de Asturias, y Susana López Ares, cabeza de la lista asturiana del PP al congreso. Jovellanos, desde su estatua de la plaza del 6 de agosto, fue testigo del recibimiento, en el que Mariano Marín, presidente del PP gijonés, fue el primero en acercarse. Desde allí se inició el paseo por la emblemática calle Corrida, no sin que antes Cospedal saludase a una gijonesa y a su perrita "Laika", que apoyó sus patas en los impecables pantalones de la política.

Pasó Cospedal por delante del reguero de mendigos que alberga a diario Corrida. Entre ellos, una señora que, seguramente alertada por las cámaras que acompañaban a la política, gritó: "¡Yo gané un juicio, la Justicia me engañó!". Solo ella sabe a lo que se refería. La secretaria general del PP entró en varios comercios. Uno de fotografía, "el preferido" de Marín. Su propietario le dijo a Cospedal que "la cosa va mejor, parece que se va animando". A la salida de otro, sin embargo, tuvo un ligero encontronazo con una viandante, que la llamó "sinvergüenza". Cospedal se giró: "Eso no se le consiento; el insulto, no".

Cospedal repartió besos y abrazos antes y después del acto con afiliados en la Colegiata de Cimavilla. Por allí, con disimulo y situado en la parte de atrás, se dejó caer el exalcalde de Oviedo, Agustín Caunedo. Alguien a quien muchos no esperaban, tras hacerse pública su presunta vinculación con la trama de Aquagest. "Allí estaba, escondidillo", se escuchaba en los corrillos de representantes del PP tras el acto.

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