Es el mayor golpe al tráfico de cocaína en la región en los últimos años, como ya adelantó en octubre LA NUEVA ESPAÑA. La "operación Petra", desarrollada por la Guardia Civil de Oviedo, junto con unidades de Pontevedra y la Unidad Central Operativa (UCO), terminó en un pequeño pueblo de Mieres, Carraspientes, con la incautación de 7,4 kilos de cocaína, de las marcas "F1R", "Nike" y "Lexus". El líder de la red asturiana y su lugarteniente, los dos mierenses, iban a pagar 253.000 euros por la droga, cantidad que se halló enterrada en una zona boscosa tras una búsqueda de varias horas. Los traficantes hubiesen multiplicado por cuatro esa cantidad, es decir, habrían obtenido un millón de euros, una vez adulterada la droga.

El número de detenidos asciende a 13, diez de los cuales están prisión. Siete son asturianos, y hay un colombiano (también residente en la región) y cinco pontevedreses, uno de ellos el conocido hostelero arosano Javier Meis. Como indicó ayer el teniente coronel Luis Germán Avilés -jefe de la Comandancia-, junto al comandante Alejandro Anelo -jefe de Operaciones-, y el capitán Víctor Leyva, de la Policía Judicial, el golpe es tal que ha dejado desabastecido el "mercado" de la cocaína en el centro de Asturias. También en Gijón, ciudad a la que iba uno de los siete kilos incautados.

Los narcos disponían de un coche con sofisticados dobles fondos que se abrían con mandos a distancia. La droga se escondía en una caleta que se descubría abatiendo los asientos traseros. También había un habitáculo con capacidad para unos 20 kilos en una de las puertas traseras, al que se llegaba retirando el reposabrazos. Y había un escondite en el motor. Los agentes se incautaron de nueve vehículos de alta gama.

Durante la investigación, que se inició a principios de enero, como ya publicó LA NUEVA ESPAÑA, hubo otros dos envíos de cocaína desde Pontevedra. Esta droga no fue incautada, pero permitió conocer la forma en que se movía esta organización, que "había invertido mucho dinero en seguridad", indicó Leyva. Según el capitán, el operativo se inició después de que el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Policía Judicial supiese de un grupo que introducía cocaína y hachís. Primero identificaron puntos de venta, en Oviedo, Mieres y Figaredo. Los seguimientos permitieron conocer que la organización asturiana conseguía la droga de otra asentada en Villagarcía y Vilanova de Arosa.

La primera fase culminó el pasado puente de la Constitución, como ya se publicó en este periódico, cuando la Guardia Civil cazó a los gallegos en Carraspientes, donde reside el cerebro de la red asturiana, para entregarle la droga. Los gallegos llegaron a bordo de dos coches, uno de ellos de lanzadera. Como ya se relató en estas páginas, los mierenses, al ver que los proveedores no llegaban y descubrir la presencia de los agentes en una furgoneta, emprendieron la huida, no sin antes esconder el dinero -perfectamente envasado-, con una pistola, cinco móviles, anotaciones y una máquina contadora de billetes. En la búsqueda participó la USECIC, con perros guía. Los traficantes huyeron monte a través y un vecino luego les acercó a Soto de Llanera, donde fueron detenidos más tarde en un bar. La octava detención se produjo en Gijón. Se realizaron seis registros en Mieres, Llanera y Ribadumia (Pontevedra).

En una segunda fase, fueron detenidos los dos principales distribuidores de Mieres, a quienes se incautaron 40 gramos de hachís y 235 euros. En una tercera, se arrestó a tres personas, dos asturianos y el colombiano, con medio kilo de hachís, una dosis de coca y 2.500 euros. Los dos primeros eran suministradores ocasionales, y el tercero, distribuidor en la zona centro. Con esta operación, se cierra el principal canal de entrada de droga en Asturias.