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Día internacional contra la violencia machista

Cuando el amor es un juego peligroso

Los expertos alertan del "retroceso" de los valores igualitarios en los más jóvenes, entre los que el maltrato va en aumento

Cuando el amor es un juego peligroso

Comenzó como una relación normal, de adolescentes, y acabó en la comisaría de Policía, con una denuncia por "sexting" y acoso, dos de los tipos de violencia de género que se dan en las generaciones más jóvenes. Ella tiene 15 años y él 17. El chico comenzó a controlarle el móvil, a leer todos los mensajes que recibía, a enfadarse si no le contestaba inmediatamente, a pedirle fotos íntimas como prueba de amor. Llegó un momento en que ella quiso romper la relación, y los mensajes y las amenazas se hicieron constantes, hasta que el caso estalló en la cara de los padres. Su hija estaba siendo víctima de una relación de malos tratos, había por medio fotos de carácter sexual, que podían acabar, fácilmente, viajando de móvil en móvil, haciéndole un daño de imprevisibles consecuencias. La denuncia y el acuerdo con los padres del chico (que también asistieron con espanto a la situación) pusieron freno al problema, pero el caso en sí ilustra uno de los aspectos alarmantes del fenómeno de la violencia de género: no disminuye, se mantiene estable, y además crece entre los jóvenes, con el añadido de las nuevas tecnologías, herramientas que, mal utilizadas, pueden tener enormes efectos destructores.

"La violencia no es algo del pasado, no disminuye entre las generaciones más jóvenes, como sería de esperar. Se mantiene, lo único que cambia es el tipo de maltrato. Cada vez tenemos más casos de denuncias de gente joven donde están implicadas las nuevas tecnologías, aunque debajo está lo mismo: la necesidad de control sobre la mujer o la chica", señala María Martín, responsable del servicio de atención letrada a víctimas de violencia de género del Colegio de Abogados de Oviedo. Este servicio presta asistencia a las víctimas las 24 horas del día, con abogados formados en igualdad, una especie de turno de oficio específico para estos casos. Ellos son algunos de los profesionales que están en contacto directo con un fenómeno alarmante, la violencia contra las mujeres. Ayer, las principales ciudades asturianas acogieron diversos actos para concienciar sobre este problema, que sigue enquistado en las entrañas de la sociedad y que no solo afecta a las mujeres que pierden la vida (y a sus hijos y familiares), ya que son muchas más las que viven bajo la amenaza o la agresión.

"No hay un perfil específico, le pasa a cualquier tipo de mujer, joven, mayor, con cualquier nivel de estudios. El perfil es que no hay perfil", apunta María Martín, que considera que la clave está en la educación. "El único camino es la educación, pero la sociedad no parece dispuesta a abordar con seriedad este cambio", asegura.

Y es que no se trata solo de abordar la educación en las escuelas. "Debe ser una tarea global, de toda la sociedad. No educa solo la escuela; están la publicidad, la televisión, la música, y en todos esos ámbitos el panorama no es nada bueno", asegura Martín.

La sexóloga Ángela Soto imparte talleres a jóvenes, a través de programas de educación para adolescente como "Ni ogros ni princesas". Asegura que en no pocas ocasiones se ha encontrado con sorpresas desagradables en el aula. "Veo un enorme retroceso respecto a valores igualitarios que hace unos años parecían conquistas ya realizadas", señala. Soto detecta este retroceso en los modelos de amor en los que están siendo socializados los más jóvenes. "A través de las canciones, de los vídeos musicales, de las revistas, de programas de televisión y películas, se insiste en un modelo de amor que es bastante tóxico, y que puede acabar desembocando, si se dan otros factores, como inseguridad o baja autoestima, en comportamientos compulsivos de control y de acoso. Estos comportamientos de control los pueden tener también las chicas hacia sus parejas masculinas, pero el paso siguiente, la agresión, es más frecuente en ellos. Estas relaciones pueden ser, bajo determinadas condiciones, una antesala del maltrato". Es el modelo de la "media naranja", el amor "fusión", "en el que se exige al otro que, por amor, renuncie a sí mismo".

Otro modelo en alza es el del "canalla", el "malote", ejemplo a seguir para ellos, modelo para enamorarse para ellas. "La sociedad presenta al chico malo como al más atractivo. Muchas chicas, y mujeres también, se fijan en este modelo de hombre, que se presenta socialmente como más aventurero que otro modelo masculino más sensible o igualitario. Pero el canalla, el malote, puede acabar siendo malo de verdad. Este modelo de amor canalla está muy difundido y hace mucho daño", señala la también sexóloga Ana Fernández, que está haciendo un estudio sobre los "amores canallas". Las expertas ponen el dedo en la llaga: no basta con campañas a fecha fija, la construcción de una sociedad más igualitaria "es una tarea de todos".

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