Asturias se ha acostumbrado a encontrar cada cierto tiempo un fondo más profundo para el pozo de su demografía menguante. El primer semestre de este año dejó registrados seis nacimientos más que el mismo periodo del pasado, pero el incremento en casi mil de las defunciones hace imperceptible aquella mejoría y empeora en 4.000 personas el saldo vegetativo de la región que mantiene desde finales de los años ochenta del siglo pasado los peores números de natalidad y mortalidad de España, con más del doble de muertes que de alumbramientos. Tomando los datos totales de 2014, divulgados también ayer por el INE, el Principado conserva su lugar a la cola del país, con el peor dato de nacimientos en un año de este siglo -6.600, apenas dieciocho al día-, la tasa de natalidad en la cota más baja de España y en el mínimo histórico desde 1998 -6,26 nacimientos por cada mil habitantes- y la de mortalidad en un 12,15, el segundo dato más elevado de la serie.

La certeza de que cada vez hay menos asturianos toma cuerpo cada vez que se publican las estadísticas demográficas. En el primer semestre de 2015, pese a esos seis alumbramientos más, la diferencia entre nacimientos y defunciones restó otros 4.133 habitantes a la cifra de población total. La caída en el recuento de 2014 -de 6.212- es la más alta en un solo año de la serie histórica.