El exjefe del grupo de estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía e instructor del atestado de la operación antidroga con la que se desarticuló la bautizada como "banda de los surferos", incidió ayer en que se trataba de una red organizada e incluso hizo un pequeño esquema de cómo funcionaba y la labor que realizaba cada uno de los acusados en ella. También explicó que el cabecilla tenía escondido un uniforme de Policía que se utilizaba para "para proteger la mercancía o para intimidar y cobrar deudas pendientes, dando a entender que los miembros de la red estaban protegidos".

Los abogados de la defensa trataron, en algunos momentos con dureza, de desmontar esa tesis e incluso demostrar que el procedimiento es nulo de oficio porque las primeras intervenciones de los móviles y escuchas se hicieron sin cumplir todos los requisitos, como también ocurrió en uno de los registros en los que se incautó droga, dinero y material para adulterar y manipular los estupefacientes. Los agentes también se incautaron de un uniforme de Policía que, según el responsable de la operación, utilizaban. El primer agente al que se le tomó declaración en el juicio, que se prolongará varios días, explicó a preguntas de la Fiscalía las vigilancias, seguimientos y escuchas que la Policía había practicado durante meses para llegar hasta el supuesto cabecilla de la red, J.M.P. Tras algún "rifirrafe" verbal con los letrados de los dos acusados, que provocó incluso el enfado de los magistrados, el jefe de la operación antidroga, una de las más importantes realizadas en Asturias según se dijo en aquel momento, llegó a describir el organigrama de la supuesta organización.

Para empezar, existían varias ramas y a partir de ahí explicó quién de los acusados era la mano derecha del cabecilla, quiénes los contactos directos para comprar la droga y hacer la distribución inicial, quiénes eran distribuidores en las distintas zonas e incluso quiénes se conocían entre sí, quiénes no y quiénes estaban asociados en esa pirámide.

Los abogados de la defensa presionaron al testigo en su estrategia para demostrar que no existía banda organizada alguna y que se habían cometido errores procidementales en la investigación. Llegó un momento en que el responsable policial se negó a facilitar algunos datos "de confidentes" e incidió en alguna ocasión, ya molesto, que "se dejó pasar droga porque es la manera de llegar hasta la cúpula. Es una investigación de una banda, no de personas particulares". La vista oral continúa hoy.