Tiene en sus vitrinas tres galardones de mucho prestigio: Mejor Pastelero Joven de España en 2006, Mejor Chocolatero de España en 2007 y la medalla de oro en el Open de France de Postres en el año 2010 -algo así como un campeonato de Europa de la repostería-, "pero este premio de LA NUEVA ESPAÑA es sin duda el que me hace más ilusión".

Alejandro Montes Suárez recibió ayer los atributos que le acreditan como "Asturiano del mes" por su revolución dulce en la repostería madrileña. Se le había concedido en el mes de junio, y por fin, en compañía de su familia y sus amigos langreanos, que no pierde a pesar de la distancia, lo recogió de manos de la directora de LA NUEVA ESPAÑA, Ángeles Rivero, con un deseo: que Asturias sea capaz de prestigiar y promocionar mejor sus productos y que desde las instituciones se fomenten políticas en favor de los jóvenes emprendedores.

Montes (Langreo, 1984) es fundador de la marca Mamá Framboise, con seis tiendas en Madrid y un proyecto novedoso e inminente en Palma de Mallorca. Todo en tiempo récord a partir de una formación profesional dilatada e intensa y de un talento especial para la alta repostería.

En apenas cinco años ha generado 80 puestos de trabajo a partir de un moderno sistema de producción, distribución y comercialización, con obrador central en Alcobendas y pequeños obradores en cada tienda para los últimos toques de los productos. Las cifras que le avalan hablan por sí solas: 50.000 unidades pasteleras al mes, 15.000 clientes a la semana en épocas de gran afluencia. Y un prestigio que lo sitúa entre las grandes referencias reposteras de la capital.

El objetivo es situar a la alta pastelería española en el mismo nivel que se puede encontrar en Londres, París o Bruselas. "Se puede conseguir innovando, evolucionando sin perder las raíces. Y con muy buenas materias primas", explica.

Algunas llegan a su obrador desde su tierra asturiana. Por ejemplo, dice, la mantequilla de Reny Picot. "Aquí hay muy buenos productos. Hace poco leí una estadística que me parece asombrosa: Asturias es una de las comunidades con mayor producción de mantequilla y al mismo tiempo con mayor consumo de margarinas. Cuidamos poco lo nuestro".

"Hay que aprovechar la grandísima tradición gastronómica de Asturias, también en lo dulce", asegura este langreano que un buen día, casi adolescente, se fue a Barcelona para formarse y no dudó más tarde en hacer las maletas para aprender y competir en Francia, la meca europea de la repostería.

Acertó con su vocación ya desde niño y dio con la tecla adecuada a la hora de poner en marcha un negocio que crece en el mapa madrileño y que tiene su sede central en el complejo comercial Platea, en Goya.