La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El balance de la escuela rural asturiana: 1.924 alumnos y 344 maestros

Los cuatro alumnos, cada uno con una actividad docente distinta. F. GEIJO

Los cuatro alumnos de Pajares tienen un apoyo docente que a simple vista puede parecer un despilfarro. No hay tal. Además de Ana Elvira Fernández, la tutora, pasan por la escuelina rural el profesor de Educación Física, la profesora de Religión, el profesor de Llingua Asturiana, la profesora de apoyo de Infantil, la maestra de Música y la de Inglés.

Esta última, Lorena Riesco, cumple su primer año en Pajares. Viene de la escuela rural de Luiña, en Cangas del Narcea, pero estuvo tres años de profesora en un colegio del medio urbano madrileño. Como de la noche al día. Lorena es asturiana y está contenta en un nuevo destino que le permite trabajar a jornada completa. "Si no, no me hubiera traído cuenta", afirma.

Siete maestros, pues, para cuatro alumnos. Las 94 escuelinas rurales asturianas dependientes de los 27 colegios rurales agrupados (CRA) de la región, escolarizan este año a 1.924 alumnos y dan trabajo a 344 maestros, muchos de ellos interinos. Los CRA conforman un modelo asturiano que nació en los noventa y que parece tener asegurado el futuro. Los CRA se mantienen pero el número de escuelas rurales a su alrededor tiende a menos desde hace años. Asturias es la única comunidad española que mantiene un número mínimo de cuatro alumnos para la apertura de la escuela. Aquí, la dispersión es un elemento a tener en cuenta a la hora de las programaciones escolares.

Rodrigo, Sergio y Sara van a la escuela "en skate, en bici o corriendo". El frío y la lluvia les importan más bien poco. La jornada comienza a las nueve y media de la mañana y termina a las dos y media de la tarde. En medio, a eso de las once, unos minutos para tomarse un tentempié. "Aquí procuramos que lo que traiga cada uno se pueda compartir con los demás". La regla se cumple escrupulosamente.

Mientras se toma el bocadillo, relajado durante el descanso, Rodrigo cuenta que tiene claro su futuro: "Yo quiero estudiar algo de electromecánica".

-¿Y eso?

-Arreglar máquinas, mirarlas por dentro y desarmarlas. Como mi padre.

La conversación vuelve al campo y la cosa promete: "¿Tener vacas qué es, un hobby o un trabajo?" Sergio dice que la ganadería es dura y que de hobby, nada de nada. Sara aprovecha el debate para pedir ayuda al periodista en busca de aclaración de un par de asuntos del control, sin perder la sonrisa cómplice, y Sheila dibuja mariposas "y a mi padre esquiando".

"Lo único malo de esto es la carretera, porque yo paso miedo" -dice Ana Elvira Fernández-. "Así que cuando hay poca visibilidad y me toca delante un camión, yo me digo: tranquila, paciencia, y detrás de él. Vengo siempre con tiempo suficiente, no hay problema".

Por las clases de Ana Elvira en Pajares pasaron niñas y niños "que ya están en la Universidad. El tiempo transcurre deprisa", aunque la vida del pueblo parezca detener el tiempo.

Compartir el artículo

stats