La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La polución se dispara por la falta de lluvia, la décima parte que otros diciembres

El único día de precipitaciones leves en tres semanas, balance de un otoño atípico

La polución se dispara por la falta de lluvia, la décima parte que otros diciembres

No es sólo la lluvia la responsable del ambiente contaminado, el político también, por el alza de la polución en Asturias, pero los balances pluviométricos recientes tienen algo que ver. En los primeros días del mes ha caído diez veces menos agua de lo normal en Oviedo en un arranque de diciembre, aproximadamente un tercio de lo habitual desde el último día que llovió con ganas -el pasado 22 de noviembre- y un 25 por ciento por debajo de la media si la referencia del periodo sitúa el comienzo en el de lo que los meteorólogos llaman "año agrícola", el 1 de septiembre. Este otoño inusual y persistentemente anticiclónico explica algunas cosas. No tiene el tiempo todas las claves ni justifica por sí solo el problema, ni mucho menos la utilidad de la decisión de afrontarlo cortando dos días el tráfico en los accesos a la capital del Principado por la autopista "Y", pero sí se acepta como el desencadenante último de esta situación que en algunos foros ha puesto en cuestión la capacidad de reacción de las administraciones ante estos súbitos arranques de contaminación.

Han avisado los expertos de la necesidad de precaverse contra el incremento de la frecuencia de estos episodios de estabilidad. Los traerá tras de sí el cambio climático y obligan, dicen, a estar preparados para enfrentarse a estas alzas de las concentraciones de agentes contaminantes. "No es la lluvia el único factor que limpia la atmósfera". En el mecanismo, tal y como lo explica el delegado en Asturias de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Manuel Mora, intervienen a la vez tanto el déficit de precipitaciones como la escasa circulación del aire y el consiguiente bloqueo de la dispersión de las partículas nocivas.

Además del predominio de las altas presiones que sólo ha permitido un día de lluvia leve -el 8 de diciembre- en casi tres semanas, en el proceso cuentan también los vientos flojos, que dificultan la dispersión de los contaminantes en horizontal, y las "inversiones térmicas" que origina el propio anticiclón, que se suman a las habituales en esta época del año y que obstaculizan la difusión en vertical. En las madrugadas de esta etapa, el suelo se enfría y con él el aire que lo rodea, que al hacerse más frío y por eso más denso que el caliente de las capas altas de la atmósfera no puede ascender y deja "atrapadas" las sustancias contaminantes.

En el cóctel atmosférico de la polución, este tiempo insistentemente estable contamina también por otras razones, porque el viento en calma detiene los aerogeneradores, rebaja la producción de energía eólica y estimula la producción a través de otras fuentes más pródigas en emisiones.

El caso es que en diciembre han caído hasta ahora en Oviedo 3,3 litros por metro cuadrado, nada que ver con los 35 del valor medio de esta época calculado con los datos de las últimas cuatro décadas. Han llovido 21 litros escasos desde el 23 de noviembre -el promedio normal son 66- y desde el 1 de septiembre se han acumulado 237, muy por debajo de los 314 del valor normal, aunque gracias a la nieve abundante del invierno y a las precipitaciones de la primavera el recuento del año natural sale todavía "húmedo", con la lluvia acumulada aún por encima de la media. De refilón, esto ha rebajado también las reservas de los embalses asturianos, que en conjunto están rozando la media carga, a un 57 por ciento de su capacidad y diez puntos por debajo del valor de esta misma semana el año pasado, pero la situación puede empezar lentamente a aliviarse hoy. El pronóstico de la Aemet anuncia alguna probabilidad de lluvias débiles desde esta tarde y hasta el miércoles y a partir del final de la jornada rachas muy fuertes de viento Sur en la Cordillera.

Compartir el artículo

stats