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ÍÑIGO GOROSTIZA | Fiscal de delitos económicos, pasa a la empresa privada

"Hay empresarios que pueden estar delinquiendo sin saberlo al dar regalos a otro particular"

"Si la Fiscalía tuviese más medios, habría posibilidad de exprimir más a los que actúan ilícitamente y sería económicamente rentable"

Íñigo María Gorostiza. NACHO OREJAS

El fiscal delegado de delitos económicos, Íñigo María Gorostiza, deja su puesto el día 21 para entrar en el despacho de abogados Vaciero, donde desarrollará programas de prevención de los delitos económicos para las empresas. Su idea es formar a los empresarios "para que sepan que lo que antes valía ya no vale". Tras siete años luchando contra los delitos económicos, se va con la convicción de que "si la Fiscalía tuviese más medios, se podría exprimir más a los que defraudan y recuperar mucho más dinero".

-Después de 25 años, se aleja de la Fiscalía.

-Espero no alejarme mucho. Son 25 años, dejo muy buenos compañeros, tanto fiscales como funcionarios y personal de los Juzgados. Eso, evidentemente, no se borra, por mucho que haya un cambio. Frente a esto, pesa el reto personal, la posibilidad de mover un poco las neuronas y hacer una cosa distinta cuando uno aún tiene fuerzas para enfrentarse a ello.

-Se le ve ilusionado.

-Sí, porque es un trabajo distinto, aunque no completamente, porque mantendré el contacto con el derecho penal de empresa, pero voy a tener que ponerme las pilas para trabajar en la materia de prevención de los delitos económicos.

-¿Y en qué consistiría esa labor de prevención?

-Hay una reforma de 2010, siguiendo una directiva europea y distintas disposiciones de Naciones Unidas, que incide en la importancia de elaborar programas de cumplimiento por parte de las empresas para que éstas se anticipen a la comisión del delito. Ahí entraría mi trabajo. Construir esos programas y formar a los empresarios para que sepan qué es lo que dice el Código Penal. Hay muchas materias que son desconocidas. Hay empresarios que pueden estar cometiendo delitos sin ser conscientes de ello.

-¿De qué delitos hablamos?

-Por lo que he hablado con la gente del mundo de la empresa, hay un tipo particular de delito que sería la corrupción entre particulares, la posibilidad de que alguien esté cometiendo un delito cuando hace un ofrecimiento o un regalo a otro particular para obtener una ventaja dentro del sector. Actualmente, hasta donde yo sé, eso no se vive como un delito y puede acarrear consecuencias penales.

-En esto de los regalos, estamos más acostumbrados a que los reciban los políticos.

-La corrupción no sólo se da únicamente cuando hay un funcionario público o un político por el medio, sino también entre dos empresarios.

-Después de estos siete años persiguiendo delitos económicos, ¿qué idea se lleva?

-Fundamentalmente, que hay que trabajar en los delitos contra la Hacienda pública, las insolvencias punibles, que la reforma de marzo de 2015 describe mucho mejor. Un tercer bloque en el que habría que incidir es en los delitos societarios, aquellos que cometen los administradores contra los socios u otras sociedades.

-Imagino que la crisis ha incidido en este tipo de delitos.

-Por supuesto que ha tenido un peso innegable. Muchas sociedades han desaparecido del mercado. Los sujetos susceptibles de cometer delitos ya no existen, es como si hubiese una epidemia. Frente a esto, hay un endurecimiento de las normas del Código Penal, una ampliación de los delitos a cometer, de forma que se está compensando. Cada vez son más las sociedades que se ven involucradas en un proceso penal. Por ejemplo, según el INE, los condenados por insolvencia punible fueron en 2013 un total de 541, y en 2014, 654. En 2013, hubo 67 condenados por delitos societarios, que ascendieron a 92 en 2014. En cuanto a los delitos fiscales, en 2013 se condenó a 647 personas, y en 2014, a 712.

-No dejan de subir.

-Se explica por la ampliación de las conductas descritas en el Código Penal y en parte por el desconocimiento de quienes pueden cometer estos delitos. Hay más datos, éstos de Interior. En enero de 2012 había 88 personas en prisión por delitos contra la Hacienda pública, mientras que en agosto del año pasado esa cifra era de 144. Donde yo voy a ir, lo que pretendo es que los administradores no se vean involucrados en esos procesos.

-¿Hasta qué punto influye en este tipo de delitos la forma de ser de los españoles, el famoso "tira que libras"?

-A uno siempre se le viene a la mente la semejanza con los italianos. No tenemos el rigor que se atribuye a los alemanes, por poner un ejemplo, pero últimamente nos estamos sorprendiendo con lo que está ocurriendo en la industria automovilística de ese país, parece ser que incluso en connivencia con el poder político. Así que quizá los tópicos ya no funcionen tanto y seamos todos un poco más parecidos en materia penal de lo que pensamos.

-Asesoró a las fiscalías de Guinea Ecuatorial, Honduras y Panamá.

-Fue en relación al derecho procesal penal. No deja de ser curioso que desde España salgamos a asesorar en esta materia cuando aquí seguimos con el procedimiento del siglo XIX, eso sí, con una reciente reforma de este mismo año que ya el fiscal general del Estado criticaba que no fuese acompañada de una memoria económica. Es de suponer que cuando el procedimiento español se convierta en un verdadero sistema penal acusatorio (esto es, dirigido por el ministerio público) el número de procedimientos por delito se incremente y la eficacia contra el delito de empresa sea mucho mayor.

-¿Qué instrumentos faltan?

-Los medios que tenemos son escasos. El anterior fiscal general ya indicó que determinados delitos no son investigados por el ministerio público propiamente, sino que la mayoría "vienen precocinados" por la Policía judicial u otras instancias que condicionan ya mucho la actuación de la Fiscalía. Es de desear que, como ya han acordado todos los grupos políticos, en un futuro no muy lejano el proceso penal sea instruido directamente por el ministerio público y que la fase de instrucción consista en la búsqueda de los elementos de prueba que van a utilizarse luego en el juicio oral.

-La crisis ha roto muchas cosas, pero sobre todo cierta sensación de impunidad respecto a este tipo de delitos.

-En LA NUEVA ESPAÑA se publicó la frase que dijo al inicio del juicio un empresario de la construcción acusado de un delito contra la Hacienda pública: "Esto en aquella época lo hacíamos todos". Efectivamente, era algo muy habitual en el tráfico mercantil, y ahora hay conciencia de que esas cosas ya no se pueden hacer. Si con los medios escasos que hay se les consigue descubrir, deben ser conscientes de que van a verse frente a un tribunal. Precisamente es en lo que quiero trabajar ahora, formar a los empresarios para que sepan que lo que antes valía ya no vale. El que defrauda a Hacienda ya no puede esperar comprensión de nadie, porque nos defrauda a todos.

-En siete años habrá visto de todo. ¿Cuál fue el caso más complejo?

-Casos complejos ha habido muchos. Sobre todo en lo que se conoce como el "fraude carrusel" en materia de IVA. Desde que se instituyó este impuesto ha habido muchos agujeros que se han intentado tapar, pero siempre se encuentra la forma de darles la vuelta. Precisamente ha sido una pieza derivada de una investigación de la Audiencia Nacional en esta materia, que se ha instruido en Avilés y cuyo juicio aún no se ha celebrado, la más compleja que hemos tenido entre manos.

-La gente tiene la impresión de que el dinero de estos fraudes nunca se recupera.

-No se recupera todo el dinero, pero incluso en esto poco a poco se va avanzando. En este último mes hemos alcanzado en los Juzgados una conformidad que ha supuesto el ingreso a las arcas públicas de 2,6 millones de euros, con la condena de los autores del delito. Y hoy mismo (por el viernes) se ha cerrado una conformidad con otros 320.000 euros entre cuota defraudada, sanciones y recargos, más el importe de la multa. Esto nos lleva a pensar que, si el ministerio público contase con más medios, habría posibilidad de exprimir aún más a quienes actúan ilícitamente y sería económicamente rentable. Somos conscientes de que aún hay mucha gente que todavía se escapa y que comete delitos y no hay forma de pedirles responsabilidad penal.

-La existencia de paraísos fiscales no ayuda precisamente.

-En cuanto aparece el elemento internacional, la investigación se complica por la falta de medios materiales y personales. Estos paraísos fiscales quienes mejor los conocen son los delincuentes, a nosotros nos cuesta mucho entrar. No obstante, van cambiando las cosas. Hay países que tratan de establecer relaciones económicas y tienen que dar marcha atrás respecto a conductas que no eran tolerables. Ahí están Suiza y Andorra, que están deshaciendo un camino porque la globalización ya no consiente este tipo de conductas.

-¿Va a seguir corriendo? No hace malas marcas.

-Muy generoso, pero no es que no sean malas, es que son pésimas, aunque lo disfruto muchísimo. Suelo ir dos veces al año: a la media maratón de Behovia-San Sebastián (que este año tuvo 27.000 participantes) y a la de Veguellina de Órbigo, en León. No busco buenas marcas, simplemente vida sana y buen ambiente.

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