José Díaz remitía a LA NUEVA ESPAÑA su diario escrito a mano. Las anotaciones de cada semana llegaban con una semana de retraso, pues las dejaba a su hijo en un buzón. Por ello, los numerosos seguidores de su blog en la edición digital del periódico aún podrán leer el desenlace de esta historia, que se irá publicando en los próximos días. Este blog y las cartas que semanalmente le escribía su mujer y un puñado de amigos eran su único contacto con el mundo. Una de esas cartas memorables fue la de Pepín, un vecino de Caleao al que considera "un segundo padre" y que ayer lo recibió emocionado.