Investigadores de la Universidad de Oviedo han coordinado una investigación que ha permitido identificar una nueva proteína cuya supresión es responsable del desarrollo de síndromes mieloproliferativos, un tipo de tumor hematológico frecuente en personas de edad avanzada. Dicho hallazgo, cuyos resultados han sido publicados por la revista "Nature Medicine", proporciona nuevas claves biológicas sobre la relación molecular entre los procesos de cáncer y envejecimiento.

Los investigadores centraron su estudio en la proteína AIRAPL, cuya función biológica era completamente desconocida hasta el momento, y para llevar a cabo el trabajo generaron ratones modificados genéticamente, deficientes en el gen que codifica esta proteína. "Era una proteína desconocida hasta ahora que abre una nueva línea de investigación en las relaciones entre cáncer y envejecimiento", subraya Fernando García Osorio, uno de los investigadores implicados en este proyecto bajo la dirección del catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Carlos López Otín. La iniciativa se desarrolló en colaboración con el Hospital Universitario Central de Asturias, la Universidad de Cambridge, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y los Institutos de Investigación Biomédica de Bellvitge y el Hospital 12 de Octubre. Los investigadores explican que ratones que no presentaban esta proteína desarrollaron síndromes mieloproliferativos,"demostrando la función supresora tumoral de AIRAPL en enfermedades hematológicas", indicó López Otín. Los científicos asturianos también pudieron comprobar que la expresión de esta proteína está suprimida en la médula ósea de los pacientes con síndromes mieloproliferativos. La identificación de este mecanismo abre las puertas a nuevas terapias para el tratamiento de esta patología. Así, García Osorio explica que "ofrece una oportunidad de diagnóstico terapeútico" en el sentido de que la inhibición farmacológica de esa proteína permite concretar el desarrollo de determinados procesos cancerígenos sin necesidad de que medien mutaciones o cambios de ADN como se pensaba hasta ahora. "Hay muy pocos ejemplos de esto en la literatura científica", explicó García Osorio tras subrayar el "gran reconocimiento" que supone la publicación de este trabajo en "una revista de máximo impacto" como "Nature Medicine".