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JUAN LUIS RODRÍGUEZ-VIGIL | Miembro del Consejo Consultivo, expresidente regional

"Si devolvemos el monte al paisano habrá mil ojos vigilando para evitar el fuego"

"Con este ecologismo rascacueros, parece que el vecino del medio rural sobra y tiene que aguantar todos los desmanes"

Juan Luis Rodríguez-Vigil, en su despacho-biblioteca. NACHO OREJAS

Se le abren las carnes cada vez que hay un incendio de la magnitud del que este fin de semana arrasó el Occidente asturiano. Juan Luis Rodríguez-Vigil Rubio, expresidente del Principado, miembro del Consejo Consultivo, lleva años advirtiendo del grave problema que tiene la región con el binomio despoblamiento-incendios. Alerta de que el 80 % de la superficie regional se está transformando en una "selva impenetrable" sin ojos que la vigilen y que arde a la primera de cambio. Cada vez que la llama destroza el paisaje asturiano -uno de los capitales más valiosos de la región- Vigil sale a exigir que se tome conciencia de la importancia de este problema. Siente que está predicando en el desierto (verde).

-Ya ha visitado el Occidente costero arrasado. ¿qué impresión se trajo?

-Qué quiere que le diga. He visto el Valledor, estuve en la catástrofe de Bedramón... Me parece terrible que esto se repita tan fácilmente. Tras el incendio, el primer o segundo día, todos se preocupan mucho y van por allí, consejeros, oposición... pero al final no se hace nada. Mucho me temo que esta catástrofe se pueda repetir el año que viene tranquilamente, en medio de la indiferencia. Es un problema crónico y requiere una revisión de todo lo que se ha hecho.

-¿Es un problema de falta de medios, de más bomberos?

-No. Se ha fiado la extinción de un incendio forestal a los helicópteros, a los bomberos. Esto no tiene nada que ver con el incendio urbano, ni con la catástrofe industrial. Aquí, por la noche comienza el fuego y hasta las nueve de la mañana no se va a allá, cuando no hay manera de pararlo. El incendio no se adapta a los horarios del funcionario. El incendio trabaja de noche y de día. Y la mayor parte de las veces se inicia de noche?. Este problema requiere gente sobre el terreno, gente que en momentos de riesgo, con aumento de temperaturas y demás, esté en el monte. Gente que antes de media hora pueda estar en el foco del incendio. Y eso no lo hacen más que las brigadas forestales o cooperativas forestales, llámelas como quiera.

-¿Qué se ha hecho para fomentar las cooperativas forestales?

-Todo lo contrario, prácticamente se las ha arruinado. Fueron una creación benemérita de Jesús Arango que hemos dejado morir. Esa es la gente que conoce el monte. Los bomberos tienen un papel, qué duda cabe, el papel de coordinación de esas cooperativas, de darles los elementos técnicos de soporte y formación en materia de manejo de motobombas. Seguir incrementando las plantillas de bomberos es una locura. Y por aumentar las plantillas de bomberos quitas dinero a las brigadas forestales. De hecho han desaparecido. Había muchos intereses para el incremento de las plantillas de bomberos. Intereses sindicales, burocráticos, corporativos, políticos de imagen...

-¿Qué relación tienen los incendios con el despoblamiento?

-Las labores de extinción llegan cuando la cosa es irremediable. El problema es la prevención. En primer lugar, los montes no se limpian. Con este despoblamiento el monte se está convirtiendo en una selva impenetrable, llena de maleza. Con cualquier cosa quema. No se gasta nada de dinero en limpieza de montes, así que lo que tienes es yesca pura, lista para quemar. Y eso ha salido del gasto en bomberos. Además, existe una ajenidad de las gentes de los pueblos con respecto a los montes. Porque les han quitado los montes. En la zona occidental, en tiempos del franquismo y con los métodos franquistas, duros. La gente no lo siente suyo. ¿Qué beneficio obtienen del monte? ¡Ninguno! ¿Cómo se frenan los incendios en Soria? Mire usted, porque hay mil ojos mirando, controlando el monte. Son los mil ojos de los vecinos que saben que si algo quema, ellos tienen un perjuicio económico y social inmediato. Pero aquí se dice: "Que lo cuide el guarda forestal". Y el guarda forestal también trabaja a horario. La vigilancia del monte tiene que ser una vigilancia social, de todos los vecinos.

-¿Qué hay que hacer entonces?

-Toda la política en relación con esto no ha dado resultados. No digo que no sea bienintencionada, pero no ha dado ningún resultado. Seguir pedaleando en la misma dirección simplemente va a aumentar el nivel de catástrofe. El año que viene vamos a tener esta misma historia. Hay que rectificar, dar un giro de 180 grados.

-¿En concreto?

-Esta región tiene un parlamento, ¿no? Este es un problema muy serio que hay que adjuntar a la despoblación del medio rural. Está íntimamente ligado. Si yo estuviera en la política, lo primero que haría sería convocar una comisión de investigación, análisis y propuesta en la Junta General del Principado, que trabaja sobre temas infinitamente menos relevantes. Que creen una comisión y que pase por esa comisión toda la gente que tenga algo que decir sobre la materia. Que saquen unas conclusiones y que de esas conclusiones se tomen medidas legislativas, ejecutivas y organizativas. Para eso tenemos un parlamento regional, que tiene que tratar de problemas específicamente regionales.

-Este problema está relacionado con la propiedad de la tierra, con los montes comunales, que están en mano del Principado, especialmente.

-Claro. ¡Pero si hemos hecho una política antipaisano! ¡Pero si les hemos quitado todo! Los comunales no pueden gobernarse burocráticamente desde Oviedo. Algún beneficio tienen que generar los comunales para la población de la zona. En lugar de darles subvenciones ¿porqué no se les devuelve lo que es de ellos, los montes? Esos montes no valen nada. La prueba es que queman. Démoselos a la gente y que los cuide y promueva. Las fórmulas jurídicas pueden ser muy variadas, por eso es muy importante esa comisión que propongo. No entremos en tonterías ni en sistemas legales que no tienen ningún sentido, como los montes vecinales en mano en común, que es una mera arqueología. ¿Los montes comunales no les preocupan a los partidos? Pues son nada menos que un 40 por ciento de la superficie de Asturias.

-En Soria el sistema funciona. Los vecinos son como accionistas del monte.

-El monte es de ellos. No lo gestiona el burócrata de Oviedo. Por ejemplo, la venta de la madera quemada de Bedramón fue de risa. La cogió un contratista de Santander por lo que quiso. Si lo hubiera vendido la parroquia rural hubiera sacado, a lo mejor, mucho más dinero.

-¿Cree que el 80 % de superficie Asturias, la zona rural, empieza a convertirse en un lastre para la Asturias urbana?

-Con este ecologismo rascacueros que tenemos parece que los paisanos sobran. Parece que queremos que los paisanos callen la boca frente a todos los desmanes que nos dé la real gana hacer. Ocurre algo parecido con el problema de los lobos. Nadie está en contra de que haya lobos. Toda la vida los hubo. Pero el lobo no puede hacer lo que le de la gana. Bien que haya lobos, pero que haya un número lobos que sea compatibles con la vida y con la economía de la gente de la zona. Y si usted considera que no debe ser así, pues asígnele también un salario social al paisano del pueblo.

-¿Bajo todo esto subyace un desprecio hacia todo el medio rural?

-Es un aborrecimiento del paisano. Le voy a contar un caso relativo a la prohibición de sacar corcho de los alcornoques. Es un sistema reglamentista disparatado. Un paisano de la zona de Is era dueño de unos alcornoques y esos alcornoques se corchaban para hacer truébanos de las abejas. Como ahora ya no se hacen truébanos de corcho, pues hay colmenas prefabricadas, el paisano decidió corchar aquello para venderlo para los belenes. Era algo absolutamente respetable porque los árboles eran suyos. Le cayó una multa de 700 euros. Y era su árbol, su alcornoque. Además los alcornoques hay que corcharlos. Quien sea, en ese reglamentismo, decidió multarlo. ¿Qué pasó entonces? Que el paisano quemó el árbol.

-¿Hay un exceso de proteccionismo?

-Tenemos norma sobre norma: paisaje protegido, espacio natural? Oiga, desahoguemos a la gente, dejémosla vivir. Démosle oportunidad de generar renta. Si sacan dinero, controlarán ellos el espacio para que no haya maleza y para que el comunal revierta sobre la gente; para que a consecuencia de ello haya vigilancia y haya posibilidades de controlar al incendiario. Y sobre todo para que la gente no se sienta ajena a lo que le pasa al monte.

-¿Qué culpa tiene la Administración?

-No digo yo que el despoblamiento sea culpa de las administraciones públicas, pero desde luego no hemos hecho nada por evitarlo. Ahora hay que empezar a tener políticas activas para tratar de paliar esas políticas anteriores. Y llevará tiempo. En un momento de crisis económica como esta, en la no se ven grandes opciones, diga lo que diga Rajoy, si en el medio rural hay posibilidades para sobrevivir dignamente, habrá gente que resida allí. Habrá que buscar cosas imaginativas. Lo importante es estrujársela para que haya fuentes de renta en el medio rural y no quitarle a la gente los medios para que haya esas fuentes de renta. ¿Qué se ha hecho en los últimos años para el desarrollo de las cooperativas forestales en Asturias? Nada. Pues era una de las cosas que retenía a gente joven en el medio rural. No se ha atendido a la importancia que tiene el mantenimiento de la población en el medio rural asturiano.

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