"No me puedo creer que haya servido una fortuna entre pinchos y cafés con leche". Eso dijo ayer Eva Hevia al enterarse de que había dado un quinto premio de la Lotería de Navidad en su establecimiento de la calle Fernando Alonso, en el barrio ovetense de Santo Domingo. Le pilló la noticia en la barra preparando desayunos y por poco se cae del susto al oír a los niños de San Ildefonso cantar el 18.102. "Madre, ese es el nuestro", exclamó. Después se desató la locura en el bar Marbella. Mientras unos gritaban, otros hacían números. Eva y su marido José Carlos Rodríguez vendieron 20 series, es decir, 200 décimos que adquirieron en la administración número 21 de la calle Fierro, en El Fontán. Así pues, dieron 1.200.000 euros. "Bueno, casi, porque sólo nos quedaron por vender dos décimos que tuvimos que devolver", matiza la hostelera. Otra cantidad similar hasta completar los 2,4 millones que Oviedo obtuvo con este número fue distribuida directamente desde el despacho de loterías.

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El quinto premio de la calle Fernando Alonso se quedó en el barrio. Los dueños del Marbella vendieron el número a lo largo de los últimos meses "en forma de participaciones de cinco euros y décimos completos". Poco a poco el bar se llenó de parroquianos y curiosos que entraron para saber si formaban parte de la lista de afortunados o para unirse a la fiesta. Víctor Manuel Posada llegó hacia las diez de la mañana, más o menos media hora después de que el 18.102 saliera del bombo. "Estoy loco de contento porque en la vida me había tocado la lotería. Cuando me llamó un amigo para decírmelo pensé que era una broma". Este trabajador de una panadería tenía muy claro lo que iba a ingresar por un décimo. "Cobraré unos 5.300 euros porque viene Hacienda y ¡zasca!, te quita un poco", explicó al mostrar muy orgulloso su número y añadir que no se lo iba a quedar él "Va para mi mujer y mi hija".

Los periodistas pronto compitieron en número con los vecinos y los agraciados. De hecho, hacia las once de la mañana allí no cabía un alfiler. Entonces, alguien se dio cuenta de que no había cava ni champán "para celebrarlo como Dios manda". Lo solucionaron con unas cuantas carreras por el barrio en busca de bebida espumosa. "Cuidado con las cámaras y los móviles, por favor. No vayáis a mojaros". El pelotón se salvó por los pelos del chorro a presión. "Aquí brindamos todos", dijo José Carlos Rodríguez loco de contento.

El propietario del Marbella confesó a media voz que le había tocado "un pellizco" que les hará la vida "un poco mejor" a sus dos hijos, Jorge y Teresa, de 13 años y 10 meses respectivamente. La pequeña pasaba de regazo en regazo con cara de alegría aunque sin saber qué pasaba a su alrededor. Mercedes Martínez -"mejor llámame Merche"- se hizo cargo de ella un buen rato mientras sus padres atendían a la prensa. Amiga de la pareja de hosteleros y natural de Zaragoza, vive desde hace poco tiempo con su esposo en Oviedo. "Quién me iba a decir a mí que me iban a tocar 6.000 euros en Asturias. Van a ser unas Navidades estupendas, pero creo que voy a gastar el dinero en llevar a mi hija pequeña a Eurodisney".

Pese a que el teléfono no dejó de sonar un momento, Eva Hevia y José Carlos Rodríguez se las apañaron para atenderlo, dar la buena noticia a algunos y servir al resto como un día más. "Eso sí, esta ronda corre por cuenta de la casa. Faltaría más", dijo la pareja. Víctor Montes fue uno de los que se llevó una alegría al entrar en el Marbella como si tal cosa. Compró un décimo hace días sin mucha fe en que le tocara. El chaval, vestido con un chándal del Oviedo, casi no suelta el móvil al enterarse. "Voy a ayudar a mis padres y luego pagaré algún pufín. A brindar".