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ALBERTO FERNÁNDEZ SOTO | Astrofísico asturiano, coautor del libro "Orígenes"

"En 20 años habrá indicios de vida en otros planetas; certificar que la haya será difícil"

"La generación de científicos que hoy tienen 30 años, con tesis y el recorrido hecho para ponerse a trabajar, está ahora en un agujero negro"

Alberto Fernández Soto, ayer, en Oviedo. LUISMA MURIAS

Alberto Fernández Soto (Gijón, 1969) no sólo tiene una larga y brillante carrera como científico sino también como divulgador. Es coautor (junto con el bioquímico Carlos Briones y el paleontólogo José María Bermúdez de Castro) del libro "Orígenes: El universo, la vida, los humanos", que edita Crítica (Planeta) y que repasa la historia del cosmos, de la vida y de la humanidad.

-Hace cien años los científicos creían que las galaxias eran universos-isla. Ahora sólo pueden decir que no saben nada sobre el 95% de la materia y energía que componen el cosmos. ¿El universo se expande tan aceleradamente como nuestra ignorancia sobre él?

-Sí, claro. Ocurre como casi todo en ciencia. Hay un símil muy hermoso: vivimos inmersos en un océano de ignorancia y nuestros conocimientos son como una pequeña isla. A medida que crece, más aumenta el perímetro de contacto con lo que no sabemos y más preguntas tenemos. En astronomía ocurre cada vez que nos encontramos con algo que pone en evidencia nuestro desconocimiento.

-Porque de la materia y energías oscuras sólo pueden decir...

-Apenas nada, los efectos que producen. De la materia oscura tenemos algo más de idea, que es materia. Notamos su efecto, que es la gravedad, en el movimiento de las galaxias, pero no la vemos. Eso sí, no perdemos la esperanza de encontrarla. Con la energía oscura la situación es peor. Percibimos su efecto, que causa una aceleración creciente del universo, pero no conocemos ningún ente físico que pueda producir esa consecuencia. En cierto sentido es como magia.

-Usted se ha dedicado a estudiar estrellas y galaxias lejanas, las más antiguas. ¿Cómo es asomarse al pasado?

-Es una suerte, por así decirlo, que la velocidad de la luz sea finita, porque eso nos permite ver el pasado de una manera tan fácil como el presente. Basta apuntar con un telescopio a espacios lejanos y lo que veremos serán objetos del pasado, sin trucos.

-¿Y cómo es ese pasado del cosmos?

-Las galaxias y estrellas son relativamente parecidas a las actuales, pero sí percibimos que ha habido una evolución. Por ejemplo, en el pasado las galaxias eran más activas, formaban estrellas más rapido, eran más pequeñas y más jóvenes. Eso nos anima a creer que sí hubo un origen del universo. Incluso en los años 70 del pasado siglo quienes defendían la idea del "estado estacionario" del universo tenían cierta fuerza. Hay un principio cosmológico que dice que el universo es prácticamente igual en todas sus partes, pero existía también un "principio cosmológico perfecto" que establecía que, además, esa igualdad se mantenía a lo largo del tiempo. Hoy sabemos que eso es mentira.

-Ya está muy visto lo de que somos polvo de estrellas, pero ¿somos fruto de un azar imposible o de una consecuencia probable?

-Esa cuestión forma parte del tipo de preguntas que no me planteaba hasta que participé en la elaboración del libro. A los astrofísicos siempre suelen preguntarnos por el Big Bang, los extraterrestres o los agujeros negros. Pero cuando acudo a las charlas de presentación con Briones y Bermúdez de Castro he comprobado que a los biólogos les caen las preguntas de ese tipo. Como astrónomo ni las consideraba. No tengo ni idea de si el azar o la necesidad juegan un papel en todo esto. En ese sentido, somos más prosaicos: sabemos que estamos aquí y ya está.

-Pues vamos con una pregunta para astrofísicos. ¿Se descubrirán en esta generación indicios de vida en otros planetas fuera del sistema solar?

-Espero que sí. Creo que tendremos una pista razonable en unos 20 o 25 años. Pero si hablas con los biólogos te dicen que lo que los astrofísicos podemos considerar como un buen indicio de vida (presencia de oxígeno en un planeta, atmósferas que no estén en equilibrio...) cabe en realidad que esté causado por fenómenos no biológicos. Tendremos esos indicios de presencia de vida, pero decirlo con certeza será muy difícil.

-¿Y si constatamos que no estamos solos, reconfortará?

-Carl Sagan afirmó que cuando se preguntaba a sí mismo sobre la existencia de vida en otros lugares del universo a veces se respondía que sí, otras que no, pero que en todos los casos se sentía maravillado.

-¿Un astrofísico ve poesía en el cielo estrellado o sólo la inexorable aplicación de las leyes de la Física?

-Por supuesto que sí. Le respondo con otro científico: Richard Feynman. Había quienes le decían al que fue premio Nobel y padre de la electrodinámica cuántica que, como conocía lo que eran las estrellas, no podía disfrutar de ellas. Pero él consideraba más poético pensar en Júpiter como una enorme bola de hidrógeno y helio, con tormentas enormes inimaginables en la Tierra, que suponerlo como un señor semidesnudo.

-¿Poner la vista en el cielo hace tener más firmes los pies en la tierra?

-Sí. En general la ciencia ayuda a eso, no sólo la que mira al cielo. Es un buen asidero para entender las cosas que nos ocurren en la Tierra. Y no me refiero a la ciencia como conjunto de conocimiento sino como método para adquirirlo. Eso debería enseñarse en las escuelas.

-¿Las ayudas a la investigación científica en España empiezan a salir del agujero negro en que las metieron la crisis y los recortes presupuestarios?

-No. Nos va a costar mucho tiempo no solo volver a estar como hace años, sino tan siquiera emprender el camino. La generación de científicos que ahora sobrepasa los treinta años, que ya acabó la tesis e hizo el recorrido necesario para estar en disposición de trabajar, se encuentra sumida en ese agujero negro.

-¿Y las consecuencias?

-Las habrá sobre todo para las personas. Varias promociones de científicos se han echado a perder porque buscan otras salidas o se mudan al extranjero y será difícil convencerles de que vuelvan. Un colega me contaba que en un reciente encuentro con jóvenes investigadores calculaban que un 75% de ellos dejaría la investigación para dedicarse a otra cosa.

-El telescopio Hubble ha permitido al gran público disfrutar de imágenes del universo de extraordinaria belleza, y al tiempo ha catapultado el conocimiento científico del universo profundo. ¿Cuándo estará el próximo "gran ojo" en el espacio y qué esperan ver con él?

-Aunque esperamos que el Hubble nos dure unos cuantos años, lo próximo será el telescopio espacial James Webb: un proyecto que ha sufrido algunos retrasos. Es peligroso porque es extremadamente complejo y si algo falla no podrá solucionarse en años. La inversión es muy elevada e incluso llegó a estar en riesgo. Permitirá ver formaciones de planetas y galaxias muy lejanas gracias al análisis del espectro de luz próximo al infrarrojo.

-El libro "Orígenes: El universo, la vida, los humanos" es un resumen desde el principio de todo hasta la llegada del hombre. ¿Subyace algún sentido en esa larga historia del cosmos, la vida y la evolución?

-Depende de cómo se mire. En esto de hacer cosmología he trabajado con ateos, agnósticos, musulmanes, católicos, mormones, y todos se sentían cómodos. Si uno quiere ver una señal la ve, pero no es necesaria.

-La trascendencia no es una variable de las ecuaciones.

-No, pero se puede encontrar. Hay quienes ven algo trascendente en las ecuaciones de Maxwell del electromagnetismo: son de enorme belleza.

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