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El turismo asturiano da la campanada al terminar el año

El turismo rural y la hostelería hacen su agosto en Navidad gracias al buen tiempo

Los alojamientos asturianos esperan una Nochevieja de récord, con casi el cien por cien de ocupación, como antes de la crisis

La terraza de una cafetería próxima a la Catedral de Oviedo, abarrotada de gente ayer. LUISMA MURIAS

Una Nochevieja de récord. Esa es la previsión que hace el sector hostelero asturiano a menos de una semana de la gran fiesta de fin de año. El turismo rural dará la campanada con una ocupación próxima al cien por cien, que recuerda a los años de bonanza económica. ¿La razón? El puente festivo enlaza con el fin de semana y el buen tiempo anima a consumir. Los termómetros marcaron ayer 21 grados centígrados en Gijón y 19 en Oviedo y Avilés; temperaturas con las que apetece más perderse por el Paraíso que quedarse en casa. "Estamos como en los mejores años. Hace días que las casas con mayor demanda se quedaron sin plaza y algunas de ellas tienen ocupación hasta Reyes", explica Ana Soberón, presidenta de la Asociación de Casas Rurales de Asturias (ARCA).

Sin embargo, el "veranillo" no beneficia a toda la región por igual. Mientras que los concejos costeros y las grandes ciudades asturianas salen ganando con el calor, en municipios como Aller y Lena el turismo cae en picado, debido a la escasa actividad de las estaciones de esquí. A ello se refieren los representantes de la Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias (Otea), que aseguran que Felechosa está muerta en estas fiestas por la falta de nieve. La patronal turística, formada hace apenas un año, habla de un "ligero incremento" en estas Navidades, aunque sin querer entrar en cifras. "Se nota más actividad que el año pasado, sobre todo, los sábados y los domingos", dicen.

En cambio, Ana Soberón, de la Asociación de Casas Rurales de Asturias, sí se moja y señala, a la vista de las reservas, que las casas rurales del Principado superarán el próximo jueves un 90 u 95 por ciento. Esta demanda permite a los empresarios "aplicar precios de temporada alta e incluso a exigir al cliente un número mínimo de estancias", como matiza Soberón, quien añade que la mayor parte del turismo que se mueve en esta época del año es interior.

Pese a ser fiestas "muy hogareñas", Adriano Verdasco, presidente de la Federación de Turismo Rural, destaca que este año por primera vez han tenido clientes en Nochebuena. El plato fuerte lo espera para Nochevieja, aunque no prevé colgar el cartel de "completo". Buenas sensaciones también tiene Toño Sánchez, responsable de la Asociación de Empresarios de los Picos de Europa (Incatur). "Al caer la fiesta además en jueves y Año Nuevo en viernes, la gente aprovecha y se queda ya todo el fin de semana", valora Sánchez, que estima una ocupación en los hoteles superior al 50 por ciento. Esta situación contrasta con la que describe Ricardo Soto, vicepresidente de la Asociación de Turismo Activo y Albergues de Asturias, que asegura que la previsión para estos días es "muy baja".

"En estas fiestas es cuando todo el mundo vuelve a casa, así que hay poca actividad; la cosa está super tranquila", aclara. No obstante este bajón no sorprende, pues "siempre ha sido así". "Es el punto más bajo del año. Hasta que no llegue la Semana Santa, ya sabemos que en nuestro sector, no hay nada", comenta. Bajar el Sella en canoa o practicar barranquismo no atrae turismo en pleno diciembre, y eso que las temperaturas son propias del otoño o de la primavera.

En el ámbito nacional, los niveles de facturación y los precios ya son similares a los de antes de la crisis, según señala la Alianza para la Excelencia Turística Exceltur. Dados los buenos resultados del resto del año, el colectivo espera un crecimiento del Producto Interior Bruto turístico superior al 3,6 por ciento.

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