El periodo electoral con el que se cerró 2015 y la situación de incertidumbre política emanada de la cita con las urnas ha ralentizado la ejecución de la variante de Pajares y amenaza con generar más demoras en la puesta en marcha del nuevo acceso ferroviario a la región, especialmente en el caso de que los partidos no lleguen a un acuerdo para formar gobierno y se convoquen nuevos comicios.
Esta es la advertencia que lanzan técnicos que conocen a la perfección la marcha de los trabajos y que ya hace meses alertaron de que, contra lo mantenido por el Ministerio de Fomento, el túnel no estaba en disposición de abrir a finales del año pasado.
"La situación de inestabilidad de los cargos de designación política, empezando por el propio presidente del Adif, hace que nadie esté dispuesto ahora a firmar una adjudicación, a autorizar pagos o a dar de paso alguno de los necesarios modificados de obra. Como resultado, el ritmo de los trabajos, que ya ha bajado, se irá ralentizando aún más según pasen los meses y se generarán nuevos retrasos", alerta uno de los técnicos consultados. A su juicio, "podemos dar ya casi por perdidos un mínimo de seis meses".
En la tesitura actual, los expertos ponen en seria duda que la explotación comercial del paso bajo la Cordillera pueda arrancar en el año recién estrenado. El principal escollo es la ladera inestable de las inmediaciones de Campomanes, donde no está lista todavía ni la plataforma sobre la que habrán de colocarse los raíles. Pero, además, en la vertiente asturiana hay casi 20 kilómetros de vías pendientes de instalar y también quedan por poner catenarias, elementos de seguridad, señalización, ventilación y un punto de adelantamiento de trenes. Una vez que la obra civil esté concluida se iniciará un minucioso periodo de pruebas de varios meses, así como un proceso formativo para maquinistas.
