Asturias vivió esta Navidad la tormenta perfecta para favorecer los incendios: altas temperaturas, inusuales para la época, y fuertes vientos, que "transformaban pequeños focos en incendios imparables". Los dos factores, unidos a la acción humana, ocasionaron una oleada de 453 incendios en dos semanas, "una auténtica pesadilla", según reconoció ayer el consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno regional, Guillermo Martínez.

La primera evaluación de daños, realizada con medios aéreos, arroja la cifra de 10.146 hectáreas arrasadas por las llamas, sin tener en cuenta los fuegos que se desataron en los últimos días de la alerta en el centro de la región, que aún están sin dimensionar. Es decir, el fuego consumió en las dos últimas semanas de 2015 una superficie de monte y bosque similar al concejo de Cudillero o al de Pravia, algo más de 100 kilómetros cuadrados.

El occidente de Asturias fue el más castigado por las llamas. Con datos ya definitivos en las manos, en el ala occidental asturiana quedaron calcinadas 6.334,45 hectáreas en cinco municipios (Cangas del Narcea, Tineo, Valdés, Boal y El Franco), que registraron un total de 39 incendios. El terreno quemado en el oriente, donde los datos son aún provisionales, se eleva a 3.812 hectáreas. El fuego más virulento afectó a Boal y El Franco, donde ardieron 2.500 hectáreas y se produjeron importantes daños materiales, como la pérdida de varias viviendas. Los otros dos incendios que le siguen en importancia son los de Tuña (Tineo), con 915 hectáreas arrasadas, y el de Villayón, con 500.

Junto a los daños materiales, los incendios ocasionaron, además, una desgracia personal, el fallecimiento del piloto de helicóptero José Antonio Rodríguez, que murió tras estrellarse su aparato mientras trabajaba en la extinción de un incendio localizado en La Roza (Parres), "un daño que no tiene reparación posible", según lamentó Martínez.

El consejero, que agradeció el esfuerzo de todos los efectivos que estuvieron implicados en la lucha contra los incendios (que obligó a poner en alerta 2 el Plan de Incendios Forestales del Principado, y a la intervención del Ejército, "algo inédito durante tanto tiempo"), señaló que los fuegos se propagaron con más virulencia y tuvieron un peor efecto en la zona occidental por la orografía del terreno y la dirección de los vientos, de más de 100 kilómetros por hora y que soplaban desde el sur, lo que les hacía avanzar a una gran velocidad, e impedía la utilización de medios aéreos para su control, ya que "hubiera sido una temeridad".

Sobre el origen de los fuegos, Guillermo Martínez fue muy cauto, asegurando que se están haciendo investigaciones exhaustivas para estudiar, uno a uno, los focos. "Las brigadas de investigación están en permanente contacto con el Seprona de la Guardia Civil, y hay investigaciones ya muy avanzadas", aseguró. No quiso valorar si los incendios habían sido o no provocados, aunque tiró de estadística: entre 2002 y 2012, el 82 por ciento de los fuegos que se registraron en Asturias fueron provocados. "Y en esta ocasión, no ha habido circunstancias especiales", como tormentas eléctricas, que hagan pensar que hubo otro origen.

El consejero, que compareció a mediodía de ayer ante los periodistas, hizo un relato pormenorizado de la alarma, que comenzó con la activación del plan de incendios a su nivel más bajo, el día 19 a las 12.28 horas, por una alerta de vientos de más de 100 kilómetros por hora. Ese mismo día, sábado, a las 19.30, había 50 incendios declarados en Asturias, lo que llevó al Gobierno regional a elevar la alerta a su nivel 1. La situación se hizo dramática en las horas siguientes, cuando se desataron 100 focos en hora y media, lo que llevó a pedir ayuda a medios externos, lo que está previsto en el nivel 2 de emergencia del plan. Intervino entonces la unidad militar de emergencias, que ya había sido puesta en prealerta, y estaba preparada. El pico más alto de incendios se produjo la madrugada del día 20, domingo, a las 2.12 horas, cuando Asturias sufría simultáneamente 147 incendios, "el tercer pico más alto desde 1993", señaló el consejero.

En dos semanas, ardieron en Asturias más del doble de hectáreas que en los once meses anteriores, cuando habían quemado algo más de 5.000.