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La liturgia del buen roscón de Reyes

"El secreto es trabajar duro", dicen los confiteros de la región, que pasaron la noche en el obrador preparando el dulce más demandado: de hojaldre y almendra

Margarita Martino, en su confitería gijonesa, con un roscón. MARCOS LEÓN

No llevan coronas reales ni capas de terciopelo como los auténticos, pero los confiteros de la región son también Reyes Magos. Reyes porque de sus manos salen los dulces más exquisitos de la Navidad y Magos porque son capaces de elaborar miles de roscones en tiempo récord. Los reposteros no pegaron ojo esta noche con tal de tener listos los pedidos más madrugadores. Aunque el bollo suizo se sigue vendiendo con facilidad, el que arrasa ahora en Asturias es la rosca de hojaldre rellena con almendra. Los artífices del éxito aseguran que "no hay más secreto que trabajar duro". "Detrás de cada dulce hay mucho sudor", afirma Emilio López, gerente de la pastelería Panrís, que por segundo año ha incluido una sorpresa de 500 euros en diez roscones. "Se corre mucho riesgo, pero al final la gente responde. Estamos desbordados", explica López, con siete tiendas en el Principado.

Para Carmen González tampoco hay descanso. El horno de la confitería Carmen, en Salinas (Castrillón), no paró de funcionar desde el domingo. No obstante, la noche más dura siempre es la de la víspera de Reyes. "Hoy (por ayer) no se duerme. Hay que echar aquí horas y horas", aclara González, que arrastra el sueño desde la madrugada del martes. "Si comparas el tiempo que estás trabajando con los beneficios económicos, al final piensas que no merece la pena tanto esfuerzo. Pero para mí sí que lo merece. Me doy por pagada si los clientes me vienen a felicitar y me dicen: 'Ay, qué rico estaba el roscón'", asegura.

Lo mismo opina Margarita Martino, al frente de la confitería gijonesa Pandíaz, con tradición en el roscón de bollería y de hojaldre "al gusto". "Nosotros lo hacemos con almendra, pero cada vez es más frecuente rellenarlo de nata, crema, chocolate, cabello de ángel... De todo lo que nos pidan", explica. El proceso de elaboración es artesanal, como destaca Martino, y consiste en hacer primero una crema de almendra y en preparar después el hojaldre intercalando capas de mantequilla. La base se divide y se le añade el relleno para introducirlo a continuación en el horno. Todo ello puede llevar casi dos horas de trabajo, precisa Carmen González.

Para terminar, el dulce se decora con azúcar, frutas escarchadas y una corona. En su interior tampoco pueden faltar la mítica faba y la figura, que en el caso de la pastelería Panrís se sustituye por un vale de 500 euros en diez roscas. Cuenta la leyenda que quien encuentre la alubia tendrá que pagar al año siguiente este dulce, mientras que quien se tope con la sorpresa, "coronado y rey será". Aunque el que se merece la corona este año es más bien el repostero.

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