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SILVIA RIBELLES | Sobrina nieta del comunista Luis Montero y autora de "La vida en un puño"

"Le pregunté a Carrillo si ordenó matar a mi tío abuelo; no lo quiso reconocer"

"Tras desvelar bajo tortura dónde estaba Manolo 'Caxigal', Luis Montero pasó a ser un paria; no sirvió de nada que hubiese sido secretario del PCE en Mauthausen"

Silvia Ribelles de la Vega, en Oviedo. LUISMA MURIAS

La doctora en Filología Inglesa Silvia Ribelles de la Vega (Oviedo, 1969) está atrapada por la figura de su tío abuelo, el comunista Luis Montero Álvarez "Sabugo" (Casorvida, Lena, 1908-Francia, 1950). Ya le dedicó en 2011 una biografía, pero el personaje le desbordaba y sentía la necesidad de escribir algo más personal, colmando con la ficción los huecos de la historia. Ahora acaba de publicar en Estados Unidos -donde reside con su marido y sus hijos- un segundo volumen, "La vida en un puño", la vida novelada de Luis Montero, que presentó ayer en el Centro Asturiano de Madrid, junto a otros dos descendientes del luchador comunista: Carlos y Luciano Montero. Ribelles tiene clara la responsabilidad de Santiago Carrillo en la ejecución, en 1950, de su tío abuelo. "Le pregunté en persona a Carrillo si había ordenado matar a mi tío abuelo. No me quiso contestar. La respuesta se la llevó a la tumba", asegura. La autora no deja de resaltar el triste final de Montero. "Tras desvelar bajo tortura dónde estaba la partida de Manolo Díaz 'Caxigal', pasó a ser un paria. No sirvieron de nada los años de servicio, que hubiese sido secretario del PCE en el campo de concentración de Mauthausen", lamenta.

-¿Ordenó matar Carrillo a su tío abuelo?

-A Luis Montero lo mataron en Francia, lo purgaron. Fue responsabilidad de Santiago Carrillo. No lo digo sólo yo, también lo dicen Paul Preston y Gerardo Iglesias en su último libro. No cabe la menor duda.

-¿Por qué le mataron?

-Fue enviado a Asturias como enlace entre el partido y la guerrilla asturiana. Estuvo en el grupo de Constantino Zapico González, "Bojer", unos cinco meses, desde marzo o abril hasta agosto de 1948, momento en el que regresa a Francia. Le vuelven a enviar a Asturias para comunicar la nueva estrategia del partido, que los guerrilleros debían dejar de dar golpes económicos e infiltrarse en los sindicatos. Pero llevó más tiempo de lo que esperaban. Los guerrilleros asturianos estaban muy aislados, no tenían otro medio de vida que esos asaltos. Montero llevaba año y medio en Asturias cuando la Guardia Civil le detuvo, a finales de enero de 1950. Le condujeron a la comandancia de los Campos Elíseos, en Gijón. Durante diez días estuvieron torturándolo. El coronel Blanco Novo, muy aficionado a la medicina forense, le inyectó el suero de la verdad (pentotal sódico), y terminó desvelando dónde estaba escondida la partida de Manolo Díaz, "Caxigal". En vez de marcharse al saber que Montero había sido detenido, los guerrilleros se quedaron en el mismo refugio. "Caxigal" tenía una fe ciega en Montero. "Lo hacen picadillo antes de que le hagan cantar", decía.

-Pero cantó...

-No es de extrañar. Montero ya tenía 43 años y llevaba ya muchos años de lucha. Había estado en el campo de concentración dos años... Había sufrido mucho, no se le podía pedir más. Les dio la información, quizá pensando que ya habían cambiado de refugio. Luego rodearon la partida con 23 hombres y cayeron todos. Montero se convirtió entonces en un paria, de nada sirvieron sus años de servicio, que hubiese sido secretario del partido en el campo de Mauthausen...

-¿Cómo terminó de nuevo en Francia?

-La Guardia Civil lo puso en libertad a mediados de marzo de 1950, por mediación de sus hermanos, que habían luchado en el bando nacional. Decidió ir a hablar con el partido. Cruzó los Pirineos -por los pasos, se supone- y llegó a un piso de Perpiñán. Desde allí escribió varios informes para el partido. Y ya no se tiene noticia de él hasta el verano de 1951, cuando un boletín publica que "Luis Montero ha pagado ante el partido como pagan los de su calaña".

-¿Reconoció Carrillo haber ordenado el asesinato de Montero?

-Se lo pregunté en persona y no me lo quiso reconocer. Se llevó a la tumba la respuesta.

-¿Fue injusto el trato que recibió su tío abuelo?

-Yo creo que un poco injusto, por toda la trayectoria que había tenido. Pero les interesaba eliminarlo. La guerrilla se había descompuesto, por las razones que fuese. No se le dio ninguna posibilidad de enmienda. Juan Ambou -dirigente comunista, miembro Consejo Soberano de Asturias y León, cuya hija, residente en Cuba, me consta que tiene el libro-, que sentía gran admiración por Luis Montero, se lamentó, aunque sin dar nombres, de cómo había sido tratado aquel gran luchador. Aseguraba que debería tener una placa en el barrio ovetense de la Argañosa. Ambou sabía cuál había sido el final de Montero, pero estaba obligado por el mutismo del partido.

-No es la única muerte que se atribuye a Carrillo en aquellos años. Líster decía que había asesinado y enterrado a su mujer en un jardín...

-Está probado que eso no fue así. Años después, Choni, la primera mujer de Carrillo, estaba trabajando de radiotelefonista en Rusia. Me lo contó Paul Preston. A Carrillo se le pueden cargar otras muertes, pero ésa no.

-Paracuellos, por ejemplo.

-Eso está muy manido y ha sido muy utilizado en otros círculos. No hay duda de que fue así. Pero también se le pueden atribuir crímenes en su propia organización.

-Carrillo, el superviviente...

-El último estalinista, un personaje camaleónico, que supo adaptarse, reinventarse para sobrevivir políticamente. Lo que más me fastidia es que se haya muerto en la cama y no haya pagado.

-¿Qué lección sacar de esta historia?

-Que las ortodoxias, llevadas al extremo, nunca son buenas, ni las religiosas, ni las políticas, ni ninguna. Montero fue un comunista ortodoxo, cegado por su fe en el partido. Tenía que saber que se estaban produciendo purgas. Que volviese a Francia da idea del enorme poder de sus convicciones. ¿Qué necesidad tenía de enfrentarse al veredicto del partido? ¿Qué le impedía iniciar una nueva vida, con la mujer que había encontrado?

-¿Por qué un trabajo de ficción sobre Montero?

-Antes de terminar su biografía ("Luis Montero Álvarez 'Sabugo': en los abismos de la Historia. Vida y muerte de un comunista", Pentalfa, 2011), ya estaba escribiendo la novela, que al final me llevó un año y medio de trabajo. La historia de Montero me rezumaba, me salía por los lados. Había muchas lagunas, muchas preguntas sin contestación, y la ficción era un buen camino para tratar de llenar esos huecos. "La vida en un puño" se publicó en Estados Unidos y ha tenido buenas críticas. Aquí, en España, se puede adquirir a través de Amazon.

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