Numerosas fueron ayer las muestras de condolencia en el Occidente asturiano de quienes conocieron al periodista Jorge Jardón, excorresponsal de LA NUEVA ESPAÑA, fallecido el martes. Políticos, empresarios, artistas y sacerdotes, así como todos los que le conocieron profesional y personalmente, resaltaron de Jardón su fino ojo periodístico, la maestría de su pluma y su peculiar personalidad. Todos ellos coincidieron en sentenciar que, por encima de todo, Jorge Jardón demostraba un gran amor del Occidente, de sus paisajes y paisanajes.

Cuenta el empresario turístico Miguel Trevín que Jardón fue el primer periodista que se adentró de manera cotidiana en la vida de los pueblos de los Oscos lo que le generó al principio algún que otro encontronazo con unos vecinos poco habituados a ver su día a día reflejado en las páginas del periódico. "La gente no estaba acostumbrada y hablaban con él, pero luego lo veían en el periódico y no siempre les gustaba. Con el tiempo empezaron a entenderlo y pasó a ser un personaje incluso cercano", resume Trevín quien trató durante años con el naviego.

El empresario santallés rememora la inteligencia de Jardón y también su difícil carácter: "Era muy especial, pero si le conocías le cogías cariño". En los Oscos llegó a establecer una ruta de paso habitual, donde no faltaban paradas para tomar caldo. "Le gustaba mucho pero él nunca pedía. En muchos sitios donde lo trataban ya le decían: 'Venga, siéntate y toma un caldo'", añade Trevín, quien además reconoce la labor de Jardón como recopilador de costumbres y tradiciones que de otro modo estarían perdidas.

El naviego, apunta Trevín, se convirtió con los años en un personaje conocido por todos y del que aún a día de hoy se cuentan muchas anécdotas. En Santa Eulalia también trató mucho al actual alcalde Marcos Niño, que lamenta su fallecimiento. El regidor santallés considera que con su muerte "perdemos un referente en el periodismo del Occidente, encargado de divulgar el territorio".

La exalcaldesa de Vegadeo Servanda García también estableció una estrecha relación con el periodista, pese a las frecuentes discusiones entre ambos. "Tuve muy buena relación con él. La verdad es que desde el principio conectamos bien y, aunque me llamaba por temas políticos, acabábamos hablando de todo. Jamás discutí con él por las informaciones que publicaba sobre Vegadeo pero sí por su apreciación sobre las mujeres", incide García, quien retrata a Jardón como una persona "entrañable y singular" y también "muy preparada y con mucha cultura".

Cuenta García que al periodista naviego no le interesaban las noticias que todo el mundo tenía, sino buscar cosas singulares: "Siempre me llamaba para saber si había algo raro o singular. Le encantaban los personajes. La verdad es que tenía una gran capacidad para hacer reportajes de la nada. Era muy bueno y había que reconocérselo". La veigueña explica que una vez superado el "reto" de conocerle se descubría a "una persona culta y a un gran profesional, enamorado del territorio".

Su apego al Occidente también lo pone de manifiesto el exalcalde de Castropol Domingo Martínez: "Era un buen conocedor de la zona". Hablaban con mucha frecuencia y en situaciones bien diversas. No se olvida Martínez de una ocasión en la que le hizo una entrevista en plena fiesta de San Roque.

José Julio Velasco, párroco de Andés y vicario parroquial en Navia entre 1990 y 1995 lamentaba ayer la pérdida: "Se me fue un amigo del alma de hace 25 años. Tenía gran facilidad para ver las noticias. Era un amante del Occidente asturiano y su pluma era magistral. Yo le recuerdo como una persona capaz de ayudar".

Miguel Bedia, que fue alcalde de Navia entre 1979 y 2007, estuvo años sometido al foco de Jardón: "Tuvimos nuestras diferencias y nuestros desencuentros, pero sabía conversar y siempre le aprecié mucho. Fue un hombre muy especial, independiente y de opiniones con personalidad y trabajadas. Me gustaba tomar el café con él. Fue y es un símbolo de Navia. Lo que decía Jorge Jardón se leía dos veces porque siempre contenía un mensaje bastante certero".

El pintor Manolo García Linares le sitúa "en una generación de corresponsales que fue clave para Asturias". Linares considera que "estaba preocupado por la situación social de los pueblos, y allí donde había un problema social, de educación... estaba". "Hacía su trabajo con independencia; era especial, singular, pero con una humanidad tremenda: un amante de la justicia", asegura el pintor. Jesús Landeira, que fue alcalde de Valdés entre 1986 y 2004, solía cenar con Jorge Jardón "para pensar en el Occidente, en cómo sacarlo adelante". "Siento mucho su desaparición. Era culto y gran conversador, muy crítico y defendía los valores del mundo rural. Reflejaba muy bien el costumbrismo: siempre había que leer la crónica de Jardón después de alguna fiesta".

El sacerdote Manolo Álvarez, con casi veinte años al frente de la parroquia de Navia, resalta el "ojo especial" de Jorge Jardón. "No daba importancia a lo externo, estaba más interesado por las personas que por las cosas y siempre denunciaba lo que le parecía injusto". Álvarez constata que con Jardón el Occidente pierde una mirada: "Se fijaba en lo que nadie se fija ahora". Será precisamente en la iglesia parroquial naviega de Santa María de la Barca de Navia donde se oficiará el funeral por el cuerpo sin vida del periodista. Sus cenizas se trasladarán a continuación al cementerio naviego. Su única voz literaria y la memoria de un tiempo del Occidente asturiano quedaran para siempre en las páginas de este periódico.