El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, arremetió ayer en su carta semanal contra los promotores "del patético intento de desalojar lo cristiano de estas fechas navideñas". Un intento que la principal cabeza de la Iglesia asturiana no duda en calificar de "violento y tramposo" y, en algunos casos, hasta "obsceno".

No hay nombres propios ni señalamientos geográficos pero Sanz Montes apunta, entre otras cuestiones, a las polémicas sobre las cabalgatas de reyes magos, no precisamente en Asturias. En Oviedo el debate se centró en la desaparición del tradicional Belén en la plaza de la Catedral.

Lamenta el arzobispo de Oviedo que se "hayan tocado con hostilidad provocativa los sentimientos religiosos de los cristianos" y con "la ilusión inocente de los más pequeños", a la vez que hace en su carta un comentario comparativos: "con el Ramadán no se juega con mofas ni en torno a la Meca se hacen befas".

La carta de Sanz Montes, publicada en la página web oficial del Arzobispado de Oviedo, se titula "Una cuesta que cuesta subir" en alusión al fin de las fiestas y al comienzo de un nuevo año. Pero lo que se inicia con una redacción amable, casi lírica que habla de corazones abiertos, "de cantares y villancicos, turrones y mazapanes", se troca en consideraciones que en algunos párrafos entran de lleno en el terreno político, como cuando habla de los "entresijos cotidianos, los dimes y diretes que nos confunden y astillan, los jaleos que nos traemos en los enjuagues postelectorales, el carrusel de pretensiones, zancadillas y mentiras" y lo que puede ser entendido como el párrafo más corrosivo: "la corrupción consumada por los de siempre y la no consumida todavía por los que acaban de llegar", en alusión directísima a los principales partidos políticos.

Un comentario de Sanz Montes al hilo de lo que interpreta como el referido intento de "desalojar lo cristiano" de la Navidad, tiene destinatarios implícitos pero concretos: "Ahí están, dando lecciones y apuntando maneras para cuando tengan menos apuros en apuntalar nuevos gobiernos de perdedores".

Al final, de nuevo la poesía con un consejo a los cristianos: "vivir sin complejos, con tacto, libertad, arrojo, paciencia e imaginación".