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La columna del lector

El voto de La Fresneda

Que los representantes políticos hacen de su capa un sayo, y hasta se ríen de sus votantes, es bien sabido. Pero que esta praxis llegue a las plataformas vecinales nos lleva al abismo del arreglo imposible.

Vamos al caso. Los vecinos de La Fresneda han apoyado de forma masiva (aunque a la baja) la lista electoral de la Plataforma Vecinal de La Fresneda (PVF), un ente extrañamente mezclado con la asociación de vecinos, cuyo objetivo está en defender los intereses locales (sic). Conseguido un concejal, comienza la función. Primero, éste vota a favor del candidato a alcalde socialista. ¡Tómate ésta! Y lo hace sin que su voto sea necesario, sin acuerdo escrito de por medio, y con la estupenda patachulada de enseñarle su papel del voto al Alcalde para que lo viera. ¡Pelota! Explicaciones en La Fresneda, ninguna. No sabe, no contesta; ni está, ni se le espera.

Llegan los presupuestos para Siero de 2016, que el alcalde socialista pacta con Foro. Y de repente aparece el concejal en cuestión y se mete en la foto (quizás le gusten las fotos, sic). Su voto no era necesario porque ya existía mayoría absoluta y tampoco consta ningún acuerdo de actuaciones en La Fresneda a cambio de tal voto. Segunda patachulada. ¡Sí señor! Explicaciones, ¡ninguna!, ni se le ve ni pone ganas en ello. Y como no hay segunda sin tercera, la publicación de los sueldos de los concejales en los seis primeros meses de la nueva Corporación en Siero nos muestran la última patachulada, ¡ésta sí que es la mejor! El concejal de la PVF ha sido el que más dinero se ha embolsado (no siendo del gobierno). La friolera de 8.170,95 en seis meses. Hasta cuatro veces más que los demás. La patachulada de 1.362 al mes, eso sí, en dietas, que no imputan a efectos fiscales, ¡faltaría más!

Explicaciones del porqué de semejante cifra de dinero (que pagamos con nuestros impuestos) o de sus relaciones con la contabilidad de la PVF y de la asociación de vecinos, ¡ninguna! Missing que dicen los ingleses. Perdido en castellano. ¡Existe pero no está!

Pasan los días y apuesto a doble o nada que no convocará ningún acto para ofrecer explicaciones a los vecinos sobre sus patachuladas. Ni lo hizo antes ni lo hará ahora. ¡Faltaría más! Puede que vaya de sobrao como se dice ahora.

Son tres mandatos de concejal (para 12 años) y ya se sabe: los políticos, como los pañales, hay que cambiarlos con frecuencia y por la misma razón, ¡sus patachuladas!

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