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Adriana Lastra se aleja de Javier Fernández

La diputada apoya la estrategia de Pedro Sánchez para un "gobierno del cambio" frente a las reticencias del barón asturiano hacia Podemos y los acuerdos con independentistas

Por la izquierda, el secretario general de la FSA y presidente del Principado, Javier Fernández; la diputada Adriana Lastra; el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta andaluza y secretaria general socialista en Andalucía, Susana Díaz.

El órdago de Pedro Sánchez tras los resultados del 20-D genera división de opiniones en un PSOE a la expectativa ante el complejo escenario político. La doble decisión en caliente del secretario general de presentarse como alternativa de cambio a Mariano Rajoy y de optar a revalidar el liderazgo interno ha acabado por tensar las relaciones incluso en una federación como la asturiana, donde la cultura de partido y el cierre de filas con la dirección federal han formado siempre parte de su ADN, especialmente desde que Javier Fernández tomó las riendas de la organización en el año 2000.

Las divergencias entre la Federación Socialista Asturiana y la ejecutiva de Pedro Sánchez, en la que tienen voz y voto dos dirigentes tan vinculadas políticamente a Javier Fernández como Adriana Lastra y María Luisa Carcedo, empezaron a resultar evidentes la misma mañana del pasado 21 de diciembre, el día después de los comicios, cuando en la calle Santa Teresa de Oviedo, sede regional de la FSA, tuvieron que enterarse por los medios de comunicación de las ambiciosas intenciones del candidato tras el peor resultado del PSOE en unas elecciones generales. De nada o muy poco sirvió la representación asturiana en la ejecutiva federal, de las más nutridas que ha tenido el socialismo asturiano en Madrid, para estar sobre aviso. Lastra y Carcedo están en la federal por decisión de Pedro Sánchez, por el apoyo que le prestaron en las primarias.

En un momento de incertidumbre, marcado por el reto del independentismo catalán, la ortodoxia socialista, con Javier Fernández entre sus referentes, desconfió de que Pedro Sánchez pudiera tener la tentación de pactar con un socio de viaje como Podemos, dudoso en soberanía nacional, materia de alta sensibilidad en los tiempos que corren, para así anteponer un blindaje orgánico y político a un liderazgo tocado por no llegar siquiera a la centena de diputados, suelo electoral del partido del puño y la rosa en tres décadas largas de elecciones generales en España.

Con este caldo de cultivo llegó el último comité federal socialista de 2015 en el que el presidente asturiano intercambió confidencias con su homóloga andaluza, Susana Díaz, y planteó, puertas adentro de Ferraz, que no veía motivos para retrasar el congreso federal; que no era partidario de respaldar a Mariano Rajoy en la votación de investidura pero que tampoco veía con buenos ojos un alianza con Podemos por su ambigüedad sobre la integridad territorial de España y su indisimulado objetivo de desbancar al PSOE como referencia de la izquierda.

Esa misma semana, el partido morado había formalizado en Asturias una enmienda de totalidad al presupuesto regional elaborado por el PSOE, previo acuerdo con IU, desbaratando toda posibilidad de que saliera adelante. En un gesto sin precedentes, el gobierno de Javier Fernández retiró las cuentas para no dar munición a su adversario e impedir un hipotética alianza de Podemos con otras fuerzas de la oposición en contra del Ejecutivo.

Adriana Lastra, responsable de Política Municipal en la ejecutiva federal de Pedro Sánchez, como antes lo había sido en la de Javier Fernández, su maestro político, se encargó de recalcar que las líneas rojas al independentismo no tenían denominación de origen en Asturias. Lo hizo en una rueda de prensa que tuvo como escenario la sede de la FSA hace apenas tres días. "Esa línea roja no es de los socialistas asturianos sino de todo el Partido Socialista Obrero Español. Se aprobó, por casi unanimidad, en el último comité federal y dice que no vamos a poner en riesgo la unidad, la integridad territorial de España. Y que no vamos a admitir que se haga un referéndum sobre la independencia en Cataluña. El PSOE quiere un referéndum en todo el Estado sobre nuestra reforma constitucional, que dé respuesta al problema territorial". Adriana Lastra defendió asimismo en esa rueda de prensa la decisión de Ferraz de ceder senadores a dos partidos independentistas catalanes, Esquerra y DiL (antigua Convergencia) con el doble argumento de la cortesía parlamentaria y de que "negar la voz a los que discrepan no es una solución, es parte del problema". Argumentos que no convencieron en la planta noble de la FSA hasta el punto de que el secretario de Organización, Jesús Gutiérrez, precisó que en materia de política territorial la voz autorizada en Asturias es Javier Fernández y que daría su posición en el momento y foro oportunos. A buen entendedor...

La distancia entre la cabeza de lista por Asturias en las pasadas generales y la dirección de la FSA quedó igualmente patente en la respuesta a una pregunta sobre el calendario del congreso federal que el también diputado nacional Antonio Trevín evitó contestar, haciendo gala de su habilidad política. "Hay convocado un comité federal para este mes, que convocará asimismo el congreso. Yo, como usted comprenderá, formo parte de la dirección política del partido y, por tanto, ratifico punto por punto lo dicho por la dirección", dijo Lastra.

Quienes en las primarias apoyaron en Asturias a Pedro Sánchez frente al candidato preferido de la FSA, Eduardo Madina, defienden la legitimidad para explorar las vías de un cambio político en el país, aunque sea a costa de acuerdos hasta ahora impensables en la política española. Bienvenidos a Borgin, nombre del parlamento danés (y que da título a una serie televisiva), mucho más acostumbrado a pactos de gobierno entre partidos que no ganan elecciones.

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