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Asturama | Los rostros de la noticia

El Lunes Triste se toma con alegría

Los psiquiatras asturianos quitan todo valor a la teoría del día más deprimente del año, el "Blue Monday", y alertan sobre el peligro de frivolizar sobre la depresión

El Lunes Triste se toma con alegría LUISMA MURIAS

Lo que nació como una campaña publicitaria acabó merendándose a sus promotores e instalándose en nuestras vidas sin pedir permiso. Ayer fue el día más deprimente del año, el famoso "Blue Monday", que corresponde al tercer lunes del mes de enero. Nos dijeron que la conclusión tan de chascarrillo era consecuencia de una sesuda ecuación en la que influían determinados factores: la meteorología (se supone que adversa), el recuerdo de la Navidad pasada, el dinero que en la segunda quincena de la cuesta de enero comienza a flaquear, y la aparición de los primeros signos de que esos propósitos que nos impusimos para el año 2016 van camino del desagüe de nuestra voluntad.

Todo ello, bien cocinado, apunta a ese "Blue Monday" que vale para los habitantes del cono norte porque en el sur, con todas las dificultades y añoranzas que se quiera, están a estas horas en la playa. Entendamos Blue no como "azul" sino como "triste". Cuando Roberto Carlos cantaba aquello de "el gato que está triste y azul", no es que hubiera teñido al pobre animal, sino que el minimo vivía una crisis de melancolía.

"Como tema para dejar de hablar de Cataluña me parece muy bien, pero hoy las salas de espera de los psiquiatras no tienen más gente que otros días", ironiza el psiquiatra asturiano Julio Bobes.

"El problema de este país es que hay cinco millones de personas que no tienen trabajo; para ellas no hay un Blue Monday sino muchos Blue Days. Uno tras otro. Eso sí que es grave", añade Bobes. Un dato, este sí avalado por las estadísticas: no es el invierno la época en la que se producen más depresiones, sino el otoño.

-Será que el fin del verano deprime.

-Pues no, porque esto viene de antiguo, de cuando no había 30 días de vacaciones como ahora. Tampoco es un problema de falta de luz, porque en el invierno hay menos que en otoño. Ahora tenemos la costumbre de echar la culpa de todo al entorno.

El psicólogo británico Cliff Arnall es el autor de esta seudoteoría que le ha dado fama, no tanto en las instancias científicas como en las redes sociales. Ni él se la cree, por supuesto. Lo ha dicho. El día más deprimente del año no se sostiene sin mucho sentido del humor.

"Ya tenemos bastantes días tristes en la vida para que venga alguien a marcarnos otro en el calendario", dice la catedrática de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, Paz García-Portilla.

-¿Qué tal ha pasado el "Blue Monday"?

-Pues muy feliz.

García-Portilla participa en el juego pero lamenta que "cosas así acaban banalizando los trastornos mentales, que es algo muy serio".

Cualquier día alguien instituirá el Día Internacional de la Depresivos del Tercer Lunes de Enero, con una llamada añadida para rebajar las tristezas en los grandes almacenes. Hay quien lleva mal los cambios. "El trastorno adaptativo es la más frecuente de las patologías, incluso cuando el cambio es para, en teoría, mejorar. Toda adaptación a una nueva situación requiere una energía", explica Paz García-Portilla.

El fenómeno del "Blue Monday" lo califica el psiquiatra Julio Bobes de "historia light para reírse un rato". Paz García-Portilla afirma que "se juega con las estadísticas para crear influencias", pero la gente no es tonta. "Hay muchas personas sugestionables pero nadie se pone a llorar porque en la televisión le digan que hoy es el día más tristón del año. Para eso, además de información, se requiere un entorno".

Y frente a los muchos "Blue Mondays" que nos acosan, Portilla plantea dos "medicinas" infalibles: "hacer ejercicio físico porque es una buena fórmula para sentirse a gusto, y mimar el sueño, porque dormir bien es fundamental y la gente no le da el valor que realmente tiene".

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