El decano Alfonso Toribio, en mandato desde 2010 y hasta el próximo mes de mayo, lamentó ayer "que se organizase una campaña", según comentó a LA NUEVA ESPAÑA, pero al final de la asamblea había rogado por "la unidad de los colegiados, porque todos vamos en la misma barca de la arquitectura". A su juicio, "un malestar oculto" se conjuró con las recientes tensiones en el Colegio de Arquitectos a causa de que su profesión padece una cuádruple crisis: "Tenemos la crisis económica general, pero más en particular la de la construcción, y más aún la de los arquitectos, y, por último, los intentos liberalizadores del Gobierno que tienden a eliminar estructuras civiles como los colegios profesionales, que son los que con libertad y sin condicionamientos velan por la calidad de la profesión".

Sea o no bajo ese cuádruple destino, el caso es que los arquitectos no ocultan, en realidad, su malestar, cifrado en que "las bajas en los contratos públicos o privados son terribles, hay competencia desleal, intrusismo, tráfico comercial y comisionismo, e incluso jóvenes arquitectos casi en régimen de esclavismo", refiere un colegiado.

En suma, una de las profesiones liberales con mayor tradición se encara "a un futuro negro que exige un liderazgo muy claro en el propio Colegio profesional", señala el mismo arquitecto. Por su parte, Toribio confía en obtener pronto un compromiso del Principado basado en un "pliego de condiciones para contratación de trabajos arquitectónicos", que evite la "adjudicación a ofertas temerarias" u otros factores de competencia desleal. Mientras, "cuando no hay panchón, todos riñen y todos tienen razón", señala el referido colegiado de forma gráfica.