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Asturama | Los rostros de la noticia

Dos siglos y medio de tunos

El libro "Estudiantinas y rondallas de Asturias", de Félix Martín, rescata una tradición musical que dio origen a más de 350 agrupaciones

Félix Martín, que fue rondallista en la parroquia de San Francisco Javier en La Tenderina. NACHO OREJAS / REPRODUCCIÓN DEL LIBRO "ESTUDIANTINAS Y RONDALLAS DE ASTURIAS"

Hay agrupaciones de tuna en Asturias desde 1769. Desde esa fecha hasta la actualidad están documentadas más de 350 estudiantinas y rondallas en la región. Una historia dilatada y un tanto dispersa, que ahora se resume en un libro del ovetense Félix Martín, filólogo, historiador del Arte y profesor de Secundaria. "Estudiantinas y rondallas de Asturias. Otras agrupaciones musicales de pulso y púa" será presentado pasado mañana en al Aula Magna de la Universidad (8 de la tarde).

No es casual el escenario. En Asturias queda una estudiantina, la Tuna Universitaria de Oviedo, heredera de la llamada Tuna Escolar Ovetense de principios del siglo XX que, a su vez, bebía en una tradición centenaria. Félix Martín documenta en su obra, fruto de siete años de investigación, 16 estudiantinas en Asturias, de las que dos eran femeninas, ligadas al SEU y a la Escuela de Magisterio, que tuvo actividad hasta el año 2002.

Rondallas y estudiantinas se unen en la historia musical asturiana con pequeños grupos de cámara y grupos que, sobre todo a partir de los años treinta, promovieron los ritmos hispanoamericanos "sobre todo a raíz de personajes como Negrete, Los Tres Calaveras y Gardel que, tras su muerte, generó fascinación", explica Félix Martín, quien fue durante varios años miembro de la Tuna Universitaria.

El libro sirve de homenaje implícito a los cuatro grandes instrumentos que componen la base musical del sector: guitarra, mandolina, bandurria y laúd. "En la actualidad casi se ha perdido el uso de la mandolina y hay muy pocos laúdes. Es chocante que no las escuelas municipales de música ni los conservatorios asturianos contemplen la formación musical de mandolina y laúd. Si se llevó a los conservatorios la gaita, también puede hacerse con este tipo de instrumentos". No es para menos en una región que tiene en la pintura mural que representa al músico de la iglesia prerromana de San Miguel de Lillo el documento artístico más antiguo de un tañedor de púa.

De la inmensa tradición de rondallas asturianas, con presencia en más de cuarenta municipios, quedan dos ejemplos magníficos: la Sonatina Gijonesa y la Rondalla Langreana. "Son agrupaciones con un programa muy variado, mucha actividad y dos directores de altura".

Asturias dio para ocho discos de tuna y tres de rondallas, para 22 certámenes de estudiantinas y para una expansión internacional de las tunas de la región, que recorrieron más de 25 países. "Pero queda poco de todo eso. En los años ochenta llegaron a coexistir seis estudiantinas en Asturias, y entre 1940 y 1960 decenas de rondallas, muchas de ellas escolares, llenaron salones de actos. "Cuando ves los programas de las rondallas de principios de siglo, con obras de mucho peso, te das cuenta de que sus componentes sabían solfeo. Después la cosa cambió, había grupos que se formaban a toda prisa y se usaba el sistema cifrado", dice Félix Martín.

"A las rondallas y las tunas les debe la música española el mantenimiento de los instrumentos de púa. En Asturias no son tan significativos como pueden serlo en Aragón o en Canarias, pero tienen también gran importancia".

Martínez Torner o Juan Uría Ríu fueron tunos en el distrito universitario asturiano. Con ellos, una larguísima lista de personajes conocidos. Los tunos arrastraron con humor su mala fama, alimentada entre los no universitarios. Félix Martín recuerda la pintada que hizo fortuna en los años ochenta en la plaza ovetense de El Fontán: ¡Mata tunos!

Por fortuna nadie siguió la consigna. Que se sepa.

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