El mismo día que Pablo Iglesias ofrecía a Pedro Sánchez un gobierno compartido en Madrid, en Asturias un diputado de Podemos, Enrique López, sembraba dudas sobre posibles corruptelas del PSOE asturiano en la gestión de la deuda del Principado.

López denunció que se estaban pagando intereses elevados por la deuda pública a los mismos bancos con los que el PSOE tiene préstamos. La acusación fue acogida con indignación y estupor en la FSA, que elevó, hasta el punto de ruptura, el tono de su réplica. Por primera vez, los socialistas asturianos asumieron el planteamiento del PP de que Podemos es un partido con escasa legitimidad, con posibles vinculaciones "a la dictadura venezolana" y a Irán. Y sembraron sospechas sobre el "elevado" patrimonio del líder de la formación, Pablo Iglesias.

Aunque en la política asturiana el enfrentamiento entre la FSA y Podemos no es nuevo, ya que en medio año de legislatura ha quedado claro que son agua y aceite, el aumento de la tensión entre ambos partidos se hace patente en un momento muy delicado para la política nacional, y puede ser utilizado por los socialistas asturianos para reforzar la postura de la FSA, cuyos dirigentes consideran que un acuerdo de gobierno con la formación de Pablo Iglesias (y con el resto de los grupos independentistas necesarios para configurar una mayoría) sería "suicida". No es algo que la FSA reconozca a pecho descubierto, ya que la postura oficial es explorar un posible acuerdo con el límite de no alcanzar pactos si Podemos mantiene la defensa de organizar consultas de autodeterminación, por ejemplo en Cataluña, pero también en otros territorios.

Las abiertas hostilidades en Asturias, sin embargo, pueden servir de prueba para defender ante la Ejecutiva nacional la dificultad de encontrar un aliado en Podemos. Y es que la FSA va sumando agravios de la formación morada: el rechazo a un pacto en Gijón, facilitando un gobierno de Foro Asturias, y la falta de acuerdo sobre el presupuesto regional son los dos desencuentros más evidentes.

Podemos, sin embargo, sostiene que la FSA prefiere "mirar para otro lado" antes que afrontar "los problemas de los asturianos", y que responde a sus críticas "con agresividad" en el peor momento posible, "cuando la oferta de Pablo Iglesias ha obligado a Rajoy a dar un paso atrás". "Desde el primer momento Javier Fernández se unió al ala más conservadora de su partido, e intentó entorpecer la formación de un gobierno de cambio", señalan dirigentes de la formación, que creen que no ha habido falta de respeto de Podemos hacia el PSOE, sino una negociación igualitaria. "Las relaciones del PSOE con las fuerzas de cambio ya no pueden basarse en pequeñas concesiones, como hasta ahora", aseguran.

IU, por su parte, se muestra partidario de un gobierno de cambio, pero "sin tacticismos", según señaló ayer el coordinador asturiano, Manuel González Orviz, que sí aprecia contradicciones en la dinámica de Podemos.