El retorno de la lluvia no alteró ayer las condiciones térmicas de un invierno diferente que ha llegado a Asturias para quedarse al menos un rato. Sin llegar hasta las plusmarcas históricas de temperatura que alcanzó el atípico fin de semana pasado, las máximas permanecieron ayer en la región alrededor de los veinte grados y los 21,8 medidos en Llanes a una hora inusual -las nueve de la mañana- volvieron a ser uno de los valores más altos de la Península, sólo por detrás de los 22,4 del Aeropuerto de Santander. El tórrido domingo de enero se prolongó hasta la madrugada del lunes en Gijón, donde todavía había 21,7 grados a la una, y Oviedo bajó cinco grados la máxima dominical, pero mantuvo el calor inusual en 18,7, con una mínima de once que sigue parecida a la más alta considerada normal para esta época.

Como quiera que Asturias no bajó de los 3,1 grados medidos en el alto de Leitariegos, los efectos de este enero insólito sumaron ayer el cierre de la estación de Pajares al de las instalaciones de Fuentes de Invierno. El pronóstico adelanta que hoy se retira la lluvia y que las temperaturas máximas bajan tímidamente hacia el entorno de los dieciséis grados, entrando en un vaivén que las llevará a volver a subir mañana y a bajar el jueves, el día para el que se prevé el retorno de la lluvia, pero sin que llegue aún antes del fin de semana el frío propio del invierno.