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JUAN JOSÉ TAMAYO ACOSTA | Profesor de Teología y Religiones en el Mundo Contemporáneo

"Los centros educativos no pueden ser lugares para catequizar a los jóvenes"

"El Estado español no es laico, la Constitución tiene dos artículos que impiden que lo sea y por eso es necesario reformarla"

Juan José Tamayo, en Llanes. CRISTINA CORTE

El teólogo Juan José Tamayo Acosta visitó por primera vez Llanes para participar en un debate sobre aconfesionalidad, Estado y religión, en el que denunció la falta de laicidad del Estado español y abogó por una reforma constitucional "para acabar con los privilegios de la Iglesia".

-¿Es laico el Estado español?

-Ni es laico ni es aconfesional. La Constitución española tiene dos artículos que impiden que lo sea, el 16.3 y el 27, y por eso es necesario reformarla. El primero coloca a la Iglesia en un sillón de honor y establece religiones de segunda. El segundo permite incorporar la religión a la escuela no como información sino como elemento dentro de la ética. Además, después de aprobar las Cortes en pleno la Constitución se dan a conocer los acuerdos con la Santa Sede, que son una actualización del Concordato y llenan de privilegios fiscales, educativos, culturales, militares y jurídicos a la Iglesia. En España ha habido transición política, con muchas limitaciones, pero no religiosa y se conservan residuos del nacionalcatolicismo.

-¿Debe impartirse Religión en los centros educativos?

-No tiene por qué desaparecer, pero los centros no pueden ser lugares para catequizar y convertir a los jóvenes a una religión. Debe estudiarse como una historia de las religiones que sea laica, científica, crítica. No tiene que enseñarla un clérigo, un imán, un rabino o un pastor por el hecho de serlo, sino una persona especializada independientemente de su vinculación con una religión. Las autoridades religiosas tampoco deben intervenir en la elaboración del programa, en criterios de evaluación o selección del profesorado, como está sucediendo ahora, porque es una injerencia antidemocrática.

-¿Hay diferencia entre Estado laico y aconfesional?

-Hay una sentencia del Tribunal Constitucional de 2001 que dice que es indistinto. Algunos sectores conservadores entienden que el laicismo es una manera de organizar la sociedad que persigue a la religión y defiende el ateísmo, pero no es así, el laicismo es un modelo organizativo de Estado en el que el criterio de cohesión de los que forman parte es el principio de ciudadanía y el enfoque son los derechos humanos.

-¿Son los estados laicos más democráticos?

-Sí, porque el Estado laico gobierna para todos desde criterios jurídicos basados en la Constitución y éticos basados en derechos humanos. Un Estado confesional no puede ser democrático porque trata de manera preferencial a los creyentes de la religión que profesa sobre el resto de ciudadanos.

-¿Los gobiernos en España están al servicio de la Iglesia?

-Todos los gobiernos de la democracia han sido rehenes de la Iglesia católica. Los de centro, que llevaron el peso de la elaboración de la Constitución, pero también los socialistas, que en sus catorce años de mandato no dieron un paso adelante en la separación Iglesia-Estado y mantuvieron los acuerdos y privilegios con la Santa Sede que podían haber sido denunciados. Se refleja cuando juran su cargo con la Biblia y el crucifijo al lado de la Constitución.

-¿Qué hay de los partidos emergentes?

-Están obligados por su propio programa, en el que defienden separación de Religión-Estado y eliminación de privilegios, a establecer el desenganche con el Vaticano.

-¿Son necesarias las religiones hoy en día?

-No me atrevo a decir que sean necesarias. La dimensión religiosa no está inscrita en la naturaleza del ser humano, es una opción personal que se elige, se vive y transmite en el ámbito social y comunitario, que te puede llevar a la felicidad, aunque a lo largo de la historia ha hecho más infelices a los humanos por la imagen de Dios que se ha presentado, el dogma y la moral represiva.

-¿Qué papel debe desempeñar la religión en estos tiempos?

-El lugar de la religión son los sectores excluidos, el mundo de la marginación y la pobreza, de la opresión. Tiene que ejercer una función crítica en un mundo desigual entre pobres y ricos.

-Fue crítico con Juan Pablo II y Ratzinger. ¿Vive una luna de miel con el Papa Francisco?

-Estoy en una actitud de diálogo crítico, pero es cierto que está trabajando en la buena dirección. Para llegar a buen puerto tiene que democratizar la Iglesia, incorporando a las mujeres y transformando la curia vaticana.

-¿No ha cambiado la actitud del papado hacia la mujer con Francisco?

-No, sigue en la misma línea excluyente que sus predecesores, que se refleja en la negativa a reconocer el sacerdocio de la mujer, la concesión de espacios de responsabilidad y del acceso a lo sagrado. Francisco tiene que tener claro que sin feminismo todo intento de reformar la Iglesia terminará en fracaso.

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