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Tractores y fatal error humano

La excesiva confianza, las distracciones, el pésimo mantenimiento y la sobrecarga motivan los accidentes de vehículos agrarios, según los expertos

Vecinos y bomberos atienden al vecino herido en Otero. SEPA

Los tractores son la principal trampa mortal del campo asturiano. La luctuosa lista de víctimas del tractor sigue aumentando y el último en incorporarse a ella fue Gonzalo Oro Arce, de 58 años. Falleció el martes por la tarde en Valbuena (Cabranes), cuando estaba cuchando un prado. Lo lamentable es que tres días antes, un antiguo hostelero de Grado, Juan Bautista Argüelles Carbajosa, de 67 años, murió en la localidad de El Merín, de la que era natural, al volcar el tractor en un prado muy pendiente, tras desequilibrarse con un tocón. Son sólo los casos más recientes.

El ingeniero agrónomo Javier Brea Pastor, director de Gesatec Ingeniería, resume la causa de muchos de ellos en "el exceso de confianza". Y es que buena parte de estos accidentes se produce realizando acciones que se repiten muchas veces todos los días y que terminan por hacer perder la sensación de riesgo. Además, "en las zonas empinadas se utilizan tractores más ligeros, sin cabina ni barras antivuelco, y ello a pesar de que son obligatorias, lo que motiva que cuando voltean sea más fácil que le caiga encima al conductor y le aplaste", explica Brea. "La mayoría de los accidentes se debe al error humano en maniobras tontas", resume. Ha habido muertos por no dejar bien puesto el freno de mano o al manipular las máquinas en marcha.

Los tractocarros "deberían estar prohibidos, no dan seguridad". Así de tajante se muestra el tractorista y ganadero cabranés Isaac García Otero. Explica que estos vehículos carecen de cabina y tampoco ve seguro que tengan el giro en medio de las cuatro ruedas. La inestabilidad es otra crítica porque "al ser más estrechos, vuelcan más fácilmente". Indica que la avería que sufrió Gonzalo Oro (se partió el eje, provocando que la carga le aplastara contra el volante) "es habitual" en tractores pequeños y antiguos.

Buena parte de los accidentes se produce en terrenos empinados. Asturias no es precisamente llana. Según explica el ingeniero Javier Brea, cada vehículo está homologado para una pendiente determinada y si se incumple, se juega con fuego. Todos estos vehículos, además, deberían contar con barras antivuelco. "No pueden pasar la ITV sin ellas, pero los paisanos terminan quitándolas porque con ellas no entran en las cuadras", asegura. Otros elementos de seguridad, como el cinturón, brillan por su ausencia.

El ganadero y agricultor maliayés César Sariego asegura que "parten muchos por el eje, y como vas tan apretado y no tienes fácil salida?". El tractor acaba siendo una ratonera. Cuenta que un vecino suyo sufrió un accidente similar, pero tuvo más suerte. Puede contarlo. Gonzalo Oro no. Sariego reconoce que los vuelcos se producen porque "mucha gente se mete en sitios donde no debe". Otro error habitual es que "se suelen cargar más de la cuenta y hoy no pasa nada", pero las piezas "se van debilitando".

Más inestables

Jesús Naredo, mecánico en Torazu (Cabranes), coincide en que además de inestables "tienen un mal mantenimiento", pues muchos "están apañados para andar por los caminos y con que funcionen es suficiente". Agrega que otro de los inconvenientes es que en demasiadas ocasiones los llevan "conductores inexpertos o mayores", a los que ya les van fallando los reflejos. Insiste mucho en tener los frenos a punto, revisar las soldaduras y no cargarlo más de la cuenta. "No se respeta y se carga hasta tres o cuatro veces más de lo normal y las piezas acaban rompiendo", indica. Este mecánico cabranés añade que al ser vehículos estrechos y carecer de suspensión que se acople al terreno son más inestables. A esto se suma que el centro de gravedad del tractor está "muy alto".

"Creo que abusamos bastante de ellos para quitar tarea de mano y evitar esfuerzos y normalmente se meten en sitios que no corresponden", resalta Jhonatan Millar Otero, tractorista cabranés. Precisamente destaca de su vecino fallecido el martes, Gonzalo Oro, que era "un hombre muy precavido". "Siempre reñía conmigo para que no arriesgase con el tractor", recuerda. Agrega que cuando veía que el terreno era demasiado pendiente, se bajaba de su vehículo y lo conducía de lado, para evitar un accidente. Pero no pudo evitar la desgraciada avería del martes por la tarde, que le segó la vida. Jhonatan Millar recuerda otro percance reciente en Cabranes del que el conductor se salvó a pesar de que el vehículo le pasó por encima. Tuvo mucha suerte.

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