"Villa está muy malín. Me lo ha dicho un hermano suyo, que es vecino mío. Me contó que se levanta y se cae, y que se le va la cabeza. Da mucha pena ver a una persona así después de tantos años juntos". Víctor Manuel González, extesorero del Infide, aseguró ayer que procura mantenerse informado del estado de salud del exsecretario general del SOMA, José Ángel Fernández Villa.

Esta versión, sin embargo, no le encajó al representante legal del SOMA, Miguel García Vigil. De hecho, el despacho jurídico Ontier, al que pertenece, está estudiando solicitar un nuevo examen médico independiente.

Fuentes consultadas ayer explicaron que uno de los testigos que declaró ayer aseguró que el pasado mes de agosto, José Ángel Fernández Villa realizó llamadas telefónicas para ver "cómo estaban las cuentas, y era consciente de que había una auditoria y que podía ser que no estuviera todo en regla y hubiera consecuencias".

El notario Luis Ignacio Fernández Posada ratificó el pasado 15 de enero que en noviembre el exlíder minero estaba en plenas capacidades cognitivas. Una afirmación que contrastaba con el informe médico presentado por la defensa de Fernández Villa y el dictamen elaborado por dos forenses judiciales, coincidiendo en que el exsindicalista estaba imposibilitado física y cognitivamente para prestar declaración en el Juzgado. De hecho, se suspendió su comparecencia.